La actividad delincuencial no da tregua en la capital nicaragüense. Ni los vigilantes con armas reglamentarias se salvan de ser víctimas de ladrones y esa situación pone en manos de los delincuentes otra arma de fuego que representa mayo peligro para la ciudadanía, mientras un gran número de policías están dedicados a asediar y perseguir a los opositores políticos.
Al amanecer de este jueves, siete de enero, el vigilante Rodolfo Ramírez, de 42 años, que trabaja para la empresa Sinsa y quien se encontraba de turno resguardando el local, fue golpeado y despojado de la pistola que tiene a su cargo para custodiar la sucursal de carretera norte de esa empresa, ubicada frente al edificio Armando Guido, en Managua.
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De acuerdo con el reporte policial que dieron a conocer medios de comunicación oficialistas, la víctima estaba hablando por teléfono cuando una persona desconocida, aparentemente procedente del barrio Las Torres, se le abalanzó para arrebatarle el celular. El guarda de seguridad se resistió al robo de su aparato y en el forcejeo el delincuente logró quitarle un revólver calibre 38 que llevaba enfundado y colgado a la cintura.
Luego el ladrón golpeó con el arma en el rostro y la cabeza de Ramírez, que resultó con serias lesiones, por lo que fue trasladado al Hospital Militar.
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Según los reportes en medios de comunicación progobierno, el agresor huyó hacia el bario Las Torres, hasta donde una patrulla de la Policía del régimen con técnica canina le dio persecución, pero no logró dar con él ni con el arma robada. Los uniformados no mostraron en esta persecución la misma eficiencia que muestran cuando se trata de perseguir a algún opositor que protesta en los «piquetes exprés» que son localizados, apresados y vapuleados rápidamente en medio de numerosos despliegues policiales.