Dos mineros artesanales perdieron la vida la tarde del martes, tres de noviembre, tras un deslave en la mina El Comal, Buena Vista, en el municipio de Bonanza, debido a los fuertes vientos y lluvias provocados por el huracán Eta, reportaron medios locales. Según información preliminar, las víctimas responden a los nombres de William Castro, de 38 años, y Norwin Mejía, de 39 años, originarios de la comunidad Panamá, del municipio de Waslala, Caribe Norte.
Mientras el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) y el Sistema Nacional para la Prevención de Desastres anunciaron que el huracán Eta de categoría 4 tocó tierra a las 4:30 de la madrugada del martes, el Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos notificó que el fenómeno llegaría a ese punto hasta las tres de la tarde de ese mismo día, lo que llevó a que las autoridades e inclusive la vocera gubernamental retomaran ese dato, pero sin aceptar que la información que brindaron a nivel oficial era errónea. Eta alcanzó vientos de 240 km/h y además de afectar en mayor medida la zona de Bilwi se espera que Prinzapolka también sufra los fuertes estragos.
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Marcio Baca, director del Ineter, destacó que Eta irá disminuyendo su intensidad a medida que se desplace por el Triángulo Minero, donde se debilitaría a tormenta tropical y posterior a depresión tropical al llegar al norte de los departamentos de Jinotega y Nueva Segovia. Sin embargo, las lluvias, de acuerdo con datos oficiales, abarcarán también la región del pacífico.
Las precipitaciones y fuertes vientos provocaron la evacuación de al menos cuatro mil familias que se auxiliaron principalmente, en casas de parientes, las que en total aglutinan unas 30 mil personas de Bilwi, Prinzapolka y el Triángulo Minero, a las que refugiaron en viviendas, iglesias y algunas «infraestructuras de apoyo».
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El huracán ha dejado postes y árboles caídos, afectaciones en el tendido eléctrico en algunas zonas, zinc desprendido y crecimiento de ríos como el Bambana, Wawa, Zilamwá y Murciélago. El Ministerio de Energía y Minas decidió suspender temporalmente el servicio de energía a 15 mil 868 viviendas en toda la Costa Caribe de las cuales más de 12 mil son de Bilwi como medida preventiva. Eta, hasta el momento, solo ha dejado daños materiales y ninguna pérdida humana.
La dictadura de Nicaragua no perdió tiempo y usó la tragedia del huracán Eta para hacer propaganda partidaria celebrando los cuatro ejercicios multiamenazas que realizan anualmente y la ayuda inmediata, que según ellos han llevado a las comunidades afectadas. Pero no solo eso, los delegados del régimen se han dedicado a descalificar a las administraciones liberales echándoles en cara el mal manejo con el que han enfrentado este tipo de fenómenos, en especial, el caso de huracán Mitch en 1998.
«Solamente con un gobierno responsable como el que tenemos que dirige el comandante Daniel y la compañera Rosario podemos salir bien librados de este evento», dijo el director del Cuerpo de Bomberos, quien además culpó al Gobierno de Arnoldo Alemán por el deslave del Casitas. «Ni parecido cuando el huracán Mitch que tuvimos más de tres mil muertos, en el cerro Casitas, producto que teníamos un gobierno irresponsable”, reprochó Ramón Landeros. Pese a que Daniel Ortega no ha dado la cara, médicos del Hospital Alemán Nicaragüense salen cobijados con la bandera del FSLN poniéndose a las órdenes del dictador. El emblema rojo y negro no ha faltado en ninguna de las conferencias oficiales.
Rosario Murillo otra vez volvió a la carga y después de rezar y agradecer a Dios porque el impacto del huracán no era catastrófico, se dedicó a despotricar contra los opositores, a los que tilda de «cinco bollos» y «monedas negritas» y a los que señaló de seguir con sus «necedades» en medio de la emergencia. La vicedictadora los criticó por supuestamente vivir «amenazando con injerencias» y afirmó que promueven el odio y la calumnia, mientras su administración dice difunde la verdad. Les achacó que atizan agendas destructivas y que no les interesa el bien común, porque están desconectados con la realidad de los nicaragüenses.