La Comisión Permanente de Derechos (CPDH) emitió un comunicado donde informa que las instalaciones de ese organismo permanecerán cerradas hasta nuevo aviso debido al incremento de casos por la pandemia del coronavirus, que solo en Nicaragua ha dejado cerca de un millar de muertes, según reportes del Observatorio Ciudadano COVID-19.
El organismo de derechos humanos recalcó que continuarán recibiendo denuncias a través de su correo electrónico: [email protected] o a través de la aplicación CPDH móvil, o bien comunicarse al número WhatsApp 87838837.
Esta decisión de no atender de forma presencial se tomó desde el 25 de mayo, cuando por segunda ocasión este organismo de derechos humanos cerró sus puertas debido a la pandemia del coronavirus (la primera fue en marzo de este año). En esa ocasión se estableció que el ocho de junio se reanudarían operaciones en su edificio, pero esto se tuvo que extender debido al ascenso de la curva de contagio, donde todos los sectores sociales del país han tenido decesos relacionado con el COVID-19.
“La Comisión Permanente de Derechos Humanos hace de conocimiento público su constante preocupación por el rápido aumento de casos por COVID-19 en el país y como organismo de derechos humanos lamentamos la situación que se vive (…) La CPDH próximamente hará de conocimiento al público la fecha en la que se reanudarán las actividades presenciales en las instalaciones”, detalla parte del comunicado de este organismo.
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También, la CPDH llama a la dictadura de Daniel Ortega a tomar medidas para detener la propagación de contagios del coronavirus, además orienta a pueblo nicaragüense acatar las recomendaciones dadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) las cuales recomiendan el distanciamiento social y a tener buenos hábitos de higiene.
Dictadura de “oídos sordos”
Nicaragua es el único país en Centroamérica que no ha acatado las recomendaciones dadas por organismos de salud internacionales, mucho menos ha permitido que otras instancias nacionales, tanto religiosas como sociales contribuyan a realizar campañas preventivas para disminuir la “ola” de contagio.

En el mes de abril, la dictadura de Daniel Ortega no permitió que monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa pusiera un puesto médico para atender a pacientes sospechosos por coronavirus.
Pese ante la desidia por parte del régimen orteguista de evitar aglomeración y suspender actividades propagandísticas, la mayor parte de la población ha tomado sus medidas para preservar sus vidas.