Un Daniel Ortega alterado, sin tapujos y frontal fue lo que mostró el dictador de Nicaragua en el acto del 43 aniversario de muerte de Carlos Fonseca Amador cuando se refirió a los empresarios privados, mismos que pasaron en contubernio con el orteguismo desde 2009, dos años después que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) retornó al poder producto de un pacto con Arnoldo Alemán.
Lo único que entorpeció esa luna de miel fue la crisis sociopolítica que inició en abril de 2018 por las reformas al Seguro Social, las que también afectaban los millones del gran capital y fue la gota que derramó el vaso de una alianza público-privada que por años garantizó exoneraciones a los empresarios a cambio del silencio cómplice, mientras Ortega aplastaba las instituciones, el Estado de derecho y los derechos humanos.
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Esos que defendían al presidente de Nicaragua y que aseguraban que en la nación no había dictadura, ahora son los que el tirano califica de “querer sembrar el terror con sus análisis porque lo que quieren es exoneraciones. No quieren pagar impuestos, quieren tener siempre grandes utilidades”.
Asimismo, señala que esos mismos empresarios en lugar de estimular a sus trabajadores con salarios justos pretender pagar “salarios de hambre porque quieren exprimir al trabajador”, acciones que Ortega las vio solo después de su ruptura.
A los directivos del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) igualmente los culpó de “querer acabar con el país y ser los principales responsables” de la grave situación económica que enfrenta Nicaragua que dejó una caída de -3.8% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2018.
Insistió en que pretenden “vivir de las exoneraciones. ¡Así, cualquiera!”, mencionó en tono irónico el dictador mientras su mujer Rosario Murillo soltó una risa burlesca. “Aquí nos regimos por las mismas leyes que ellos defienden, que son las leyes del mercado y si dicen que no pueden entonces pues que cierren, que se declaren en quiebra, ya vendrán otros empresarios porque eso también dice el capitalismo”, remarcó.
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El idilio se acabó. Esta vez en su discurso Ortega se encargó de encañonar a sus exaliados durante 15 minutos y los tildó de “conspiradores y seguir conspirando con fines políticos. Si un empresario quiere poner condicionantes de orden político que busque como poner un partido político y nos vemos en las próximas elecciones y ya veremos cómo saldrán”, expresó visiblemente molesto el tirano mientras su comparsa asentía y aplaudía cada frase.
El discurso prosiguió: “Siguen aferrados a su plan político, golpistas (…) aquí que no vengan con el cuento de diálogo político, que hay que adelantar las elecciones, que cuándo son las elecciones o que se vaya Daniel de la Presidencia”. Sus simpatizantes abuchearon la idea que según Ortega plantean los opositores, a quienes tildó de “terroristas alimentados por esos empresarios”.

Su tono despectivo continuó y los calificó de “extremistas” y recalcó que “solo a un esquizofrénico se le puede ocurrir que se repita la historia de abril, pero sí hay unos cuantos esquizofrénicos, sepulcros blanqueados, que son parte de la conspiración y que andan buscando la paja en el ojo ajeno”. El dictador finalizó su estallido de ira también atacando a la Iglesia católica a quienes cuestionó sus comunicados. “Que vayan a cuidar sus iglesias”, les dijo de pasada a los obispos católicos.
Se esta cociendo en su propio vinagre. Eso es grandios, les dolieron las sanciones: Viva Nicaragua Libre
Cree que Nicaragua todavía es su finca. Con todo y bota militar, pudriéndose en dinero, terminó Somoza. Todavía no aprende la lección. Vivís en la estratosfera Daniel.
Esta bueno que le pase a los empresarios, por que no apoyaron al pueblo de todos modos los esta quebrando, No es tarde SEÑORES EMPRESARIOS, HECHEMOS A ANDAR ESTA CARRETA, UNAMOS FUERZA NUEVAMENTE, TOTAL LOS ESTAN JODIENDO CON LOS IMPUESTOS.