Los principales afectados por las reformas, que desde el inicio de este año se han venido aplicando a la economía nicaragüense, han sido los pensionados con quienes el dictador Daniel Ortega se ha ensañado históricamente para arrebatarles el dinero que por ley les corresponde.
En febrero de este año, Ortega aprobó una reforma a la Ley de Concertación Tributaria que, según los empresarios, dicha acción en cuatro meses de estar en vigencia, estaba ahogando a las empresas y a todos los sectores productivos, quienes tuvieron que cosechar menos por los altos costos en los productos y en el financiamiento. Junto a este ajuste, la Asamblea Nacional también aprobó una reforma al Instituto Nicaragüenses de Seguridad Social (INSS), la que ha afectado el bolsillo de los pensionados.
Esa medida unilateral, que se ha venido aplicando desde julio, obliga a los trabajadores pagar el 7%, y no el 6.25% que cotizaban antes; en el caso de los empleadores pasó del 19% al 22.50%. Mientras a los pensionados se les redujo el 5% de su dinero, se cambió la fórmula de cálculos de los nuevos pensionados y se eliminó el salario máximo de los cotizantes.
Recientemente, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo por medio del Banco Central de Nicaragua (BCN) anunció que a partir del 1 de noviembre la tasa de deslizamiento del córdoba frente al dólar, pasa de un 5% anual a un 3%, lo que para los pensionados se traduce a menos dinero para sus hogares.
Según el diario La Prensa, un pensionado que cobraba 8,200 córdobas, con la revalorización recibirá 246 córdobas menos, cuando esperaba un ajuste adicional para este año de 410 córdobas.
En el caso de los que reciben en promedio una pensión de 5,703.3 córdobas, con el ajuste del 3% perderá 114.05 córdobas y solo podrá cobrar 171.05 córdobas adicionales de los 285.10 córdobas que les iban a pagar con una tasa del 5%. Estas reformas han afectado a 216, 470 pensionados.