La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) emitió una nueva carta pastoral con ocasión de la culminación de la jornada de oración por la patria decretada por la Iglesia, donde hacen un llamado a la sociedad a soñar con una nueva Nicaragua más justa y democrática; cuyos cimientos sean la verdad y la justicia.
“La desigualdad económica, el desempleo y oportunidades parece un mal endémico difícil de corregir, condenando a la exclusión injusta y a la invisibilidad a varios colectivos sociales, como son, inmigrantes, mujeres, jóvenes, personas con capacidades diferentes, grupos étnicos, entre otros. ¿Es posible amar a quien cierra las puertas de su corazón a Nuestro Señor Jesucristo y por ende, a la oportunidad de promover una cultura de verdadera paz y democracia?”, denuncian los obispos en su misiva.
Los obispos también denuncian la incompatibilidad de llamarse católico y a su vez laborar en instituciones “que no respetan la conciencia y juega con el hambre de la gente”. La jerarquía reitera que en el país existe un ambiente de creciente desconfianza debido a la continuidad de la crisis política y la nula voluntad expresada por el régimen de Daniel Ortega para democratizarse. Por ello, insisten que el diálogo es la única salida, pero despojándose de toda actitud egoísta para lograr la solución democrática para el país.
“Pensemos en Nicaragua y amemos a nuestra patria, ese es el mayor bien de la vida en sociedad. Trabajar por el bien de Nicaragua es cuidar, por un lado, y utilizar, por otro, ese conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social, que se configura así, como nación. Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien de la patria que responda también a sus necesidades reales, teniendo la sabiduría de integrar e incluir sus heridas y desencuentros, ciertamente así seremos capaces de inaugurar una democracia más exigente y cualitativamente más robusta. Como pastores, tenemos la plena certeza de que en Nicaragua lo podemos hacer”, remarcan los obispos.
El llamado a los jóvenes y el rechazo a la violencia
En la carta pastoral, los obispos invitan a los jóvenes a seguir alzando su voz y sus visiones por una Nicaragua mejor; ya que desde el estudio y la capacitación; pueden hacer posible un futuro más luminoso para el país. Remarcan que los cambios que exige la juventud deben siempre ser canalizados siempre por métodos cívicos y no violentos.
“En este sentido, animamos a los jóvenes a seguir haciendo sus aportes a la nación, con su estudio y capacitación, con sus energías y anhelos de justicia y libertad con todos los medios no violentos a su alcance. Lo hacemos con palabras del papa Francisco, en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río de Janeiro: ´No se metan en la cola de la historia ¡sean protagonistas! ¡Jueguen para adelante! ¡Pateen adelante! ¡Construyan un mundo mejor ¡un mundo de hermanos, un mundo de justicia, de amor, de paz, de fraternidad de solidaridad!´”, señala la Conferencia Episcopal.
También los líderes religiosos hacen un llamado a dejar el ciclo de violencia en el que el régimen orteguista ha querido introducir a la sociedad para hacerla abandonar de los cauces democráticos de la protesta.
“El Sermón de la Montaña (Evangelio de San Mateo 5-7) es un monumento a la fraternidad. Está basado en nuestra común descendencia del Padre Dios que no admite discriminaciones de raza, sexo, creencia o increencia. Una fraternidad que, cuando se olvida, nos lleva a actuar como Caín, perdiendo la cordura y abandonando los medios más humanos. Es la locura que lleva a alistar cohetes y a poner la confianza en las armas de la muerte. Este nunca ha sido el camino. ¡Nunca! En cambio, cuando se da espacio real a la fraternidad y se cree en ella, podemos enfrentarnos con la verdad, expresada con respeto, con amor, con franqueza y con afecto, y con un diálogo incansable manteniendo abiertas las puertas al reencuentro y a la convivencia en paz”, subrayan.
La revolución pacífica es posible
Los obispos de Nicaragua invitan a la población nicaragüense a seguir luchando por alcanzar la democratización del país por métodos no violentos. Aseguran que muchísimos países han logrado los anhelos de libertad y convivencia en paz mediante el civismo. “Hay que romper con el círculo de la violencia. Son muchos los pueblos que han triunfado con la revolución pacífica, con la fuerza de los valores, de la fe, de la esperanza y de la caridad, en una palabra, con el poder de Dios”, apremia el Episcopado a los nicaragüenses.
También el documento episcopal insta a los nicaragüenses a otorgar el perdón a aquellos que han infligido algún mal durante la actual crisis sociopolítica. “No esperemos que este paso lo den los enemigos del bien, somos nosotros, en primer lugar, quienes hemos de asumirlo, porque el perdón trae consigo esa paz que estamos llamados a cultivar”, recalcan.
Para la jerarquía católica, los protagonistas de la historia no son los que detentan el poder sino los pobres y excluidos, a quiénes, en última instancia les tocará decidir el futuro de los pueblos.
En este sentido, manifiestan que aunque las ansias de una nueva Nicaragua no sean comprendidas en su totalidad por una parte de la población; los cambios podrán darse mediante la constancia en la lucha por la democracia y la esperanza de un país mejor.
“Así ha de ser nuestra convicción en la misión que tenemos de construir juntos un país con una verdadera paz y democracia. A pesar de que un hermano nicaragüense se sienta incomprendido donde trabaja. A pesar de que se sienta juzgado o rechazado por quienes le rodean, incluso por su familia por pensar diferente, mientras su vida gire en torno al amor, al final todo cobrará sentido”, puntualizan los jerarcas católicos.
Los obispos también sueñan con una Nicaragua nueva
En esta carta pastoral, los obispos dejan ver su pensamiento sobre cómo les gustaría ver a una Nicaragua en democracia y libertad. Recalcan la importancia que la sociedad se reencuentre consigo misma para lograr la auténtica reconciliación con base a la justicia. Así mismo, añaden que les gustaría que en el país no hubiera en el mañana discriminaciones “de ningún tipo” y reivindican los valores de acogida que siempre ha caracterizado a los nicaragüenses.
“Séanos permitido soñar desde la fe, como obispos de nuestra patria Nicaragua: Soñemos con un país en que redescubramos la gratuidad en nuestras relaciones personales e institucionales; soñemos con un país en que las personas estén exactamente en el centro de nuestra preocupación y de nuestro quehacer; soñemos en reconocernos como hermanos, como hermanas, más fraternos aún con los más débiles, vulnerables y hermanos con capacidades diferentes; soñemos en que el mayor interés no lo tenga el dinero sino el crecimiento de las personas y la felicidad de sus familias; soñemos con que Nicaragua sea, en verdad, una mesa para todos, también para los que emigran buscando en esta casa nuevos horizontes para su vida; soñemos en un país sin discriminaciones de ninguna especie; soñemos con un país de mano tendida y rostro descubierto; soñemos con un país justo, fraterno y solidario. ¡Soñemos con un país reconciliado! ¡Soñemos con país esperanzado!”, finalizan los obispos.