En los 80, en su despacho tenía colgada con orgullo una portada del Granma, el diario del Partido Comunista de Cuba que decía con un enorme titular «Abrams es una bestia», al que se referían era el de subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, cargo que ocupó Elliott Abrams hasta 1989 bajo la presidencia de Ronald Reagan.
Elliot Abrams (24 de enero de 1948) es una de las personalidades de la vieja política estadounidense más controvertida del siglo pasado. La semana pasada, el diplomático, de 71 años, fue nombrado emisario responsable para los asuntos de Venezuela por Washington. Abrams es conocido en el mundo diplomático como un «halcón» de la era Reagan y de la administración de Georg W. Bush (hijo).
La «bestia», como lo llamó el órgano oficial de la Cuba comunista debe su apodo a su fuerte intervención en contra de los regímenes comunistas de Latinoamérica de mediados del siglo pasado y muy recientemente durante la guerra de Irak, donde fue asesor de Bush.
.@SecPompeo announced today that Elliott Abrams will lead @StateDept efforts on #Venezuela to help the Venezuelan people fully restore democracy and prosperity to their country. #EstamosUnidosVE pic.twitter.com/iUFHnRhi8x
— Department of State (@StateDept) January 25, 2019
«Elliott va a ser un verdadero activo en nuestra misión para ayudar al pueblo venezolano a restaurar totalmente la democracia y la prosperidad en su país», afirmó el secretario de Estado, Mike Pompeo, al anunciar su nombramiento, y es que desde ese momento se miró que el ojo de halcón de Elliott es importante en los asuntos sobre Venezuela, nada más nombrado viajó junto a Pompeo el sábado, 26 de enero, a Nueva York para asistir a la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para tratar el tema venezolano.


A estos políticos los denominan «halcones», por su postura dura en política exterior y en muchos casos son enviados para realizar intervenciones armadas de manera directa e indirecta en otros países. Pero Abrams no es el primer «halcón» de la presidencia de Trump. El mismísimo asesor de seguridad de los Estados Unidos, Jonh Bolton, es uno de esos viejos halcones con experiencia en asuntos internacionales.
Abrams conoce de cerca la región centroamericana, sobre todo Nicaragua. En una entrevista que ofreció para el diario español El País en febrero de 1986, y todavía Nicaragua en guerra, el entonces Secretario Adjunto de los Estados Unidos, dijo de que «los europeos ven ahora a los sandinistas como los vemos nosotros, como gente que no quiere la democracia, que son una amenaza para los vecinos».
Para los sandinistas: Presión, presión y presión
Para finales de los 80, Abrams era uno de los principales defensores de que Estados Unidos continuara apoyando a la Contra para seguir la guerra contra los sandinistas, en aquel momento hizo una radiografía de la forma de actuar del sandinismo muy parecida a la actual, en la que censura a la prensa y desoye los llamados a un diálogo.
«Creemos que debe haber ayuda militar para la contra. Lo creemos absolutamente. La negociación nunca triunfará sin ese apoyo militar. Ya lo experimentamos en 1979 y en 1980, bajo el presidente Jimmy Carter, cuando éramos los que más ayuda dábamos a Nicaragua. ¿Pero qué pasó durante ese año y medio? Fue cuando la viuda Chamorro y Arturo Cruz dejaron la Junta, fue cuando echaron al cuerpo de paz norteamericano porque querían cubanos, fue cuando votaron junto a los soviéticos en las Naciones Unidas, fue cuando empezaron la censura de Prensa. Y después pasó un año sin apoyo norteamericano a la oposición y los sandinistas tuvieron otra oportunidad para llegar a un compromiso, a negociaciones, pero todo lo que hicieron fue aumentar su capacidad militar. No quieren negociar, no creen en la Prensa libre, no creen en la libertad de expresión ¿Cómo se puede llevar ese tipo de personas a un compromiso, a una negociación? La solución es bien sencilla: presión, presión y presión. Sin presión no van a hacer nada. Las negociaciones de Contadora y la presión diplomática, económica y militar no son contradictorias, se complementan».


Elliot Abrams también maniobró de cerca con la intervención de Estados Unidos en Panamá que inició el 20 de diciembre de 1989 y terminó con el dictador militar, Manuel Noriega, capturado y extraditado a Estados Unidos para ser juzgado.
Pero Noriega no fue el único dictador con el que se las vio este «halcón conservador» de la política estadounidense también en su momento acusó al dictador chileno, Augusto Pinochet, de que habían «bases para ser muy escépticos acerca de que el presidente Pinochet desee algún tipo de transición».
Del escándalo y la condena a Venezuela
Luego de que ocurrió el caso Irán-Contra en 1985, donde se descubrió que el Gobierno del presidente Reagan había vendido armas a Irán para financiar a la Contra, y de un largo proceso de investigación que llevó varios años y 6 oficiales de esa administración a ser condenados por estos crímenes, entre los que se encontraba Elliot Abrams, que ocupaba el cargo de asistente especial del Presidente y director del Consejo de Asuntos del Cercano Oriente Y Norte de África. Fue condenado por uso de información privilegiada. Pero en 1992 fue perdonado por el presidente Bush. Además, fue acusado de tratar de encubrir masacres militares en otros países, entre ellos El Salvador. Ha recibido fuertes críticas en el pasado de organismos internacionales defensores de derechos humanos.


Ahora en plena crisis venezolana, con un Nicolás Maduro rompiendo relaciones diplomáticas con Estados Unidos, y Donald Trump y las principales potencias de la región reconociendo a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela, los Estados Unidos decidieron sacar de las sombras a uno de sus antiguos «Halcones», tras la persona de Abrams hay mano dura y eso lo saben en Caracas.
En el régimen de Maduro ya saltaron las alarmas ante este nombramiento y los medios oficialistas señalan que Abrams «es el mismo personaje que ejecutó el golpe de Estado de 2002 en contra de Hugo Chávez».
En aquella entrevista al diario El País en 1986, en una de sus últimas respuestas sobre Nicaragua, los sandinistas y la guerra Elliot Abrams aseguró que «cada mes que pasa los nicaragüenses odian más a su Gobierno».
Ve hom…Si este es tan asesino como Daniel, porque se guardan los adjetivos? asesino, torturo, desaperecio a ciudadanos latinoamericanos igual que Daniel, entonces? por le estan limpiando la cara con un lenguaje suavecito: diplomatico, controvertido, postura dura internacional… Golpista, asesino, torturador.
” Fue condenado por uso de informacion privilegiada”, incorrecto fue condenado por mentirle al congreso acerca de la guerra ilegal que estaba financiando en Nicaragua y El Salvado. Ni es lo mismo ni es igual.
Del caso Iran-contras no exponen que tambien traficaron droga que luego vendieron en su propio pais, y no era marihuana, era cocaina. El narco imperio es tan real como la crisis nacional
“Ha recibido fuertes criticas en el pasado de organismos defensores de los derechos humanos”… Ha sido acusado de crimenes de lesa humanidad igual que el bachi, lo que pasa es que el imperio protege a sus minions- los encarcela y luego los libera solapadamente por servicios al emperador de turno. Y pareciera que el periodista aqui tambien, esta haciendo una apologia a la intervencion y a los golpes de estado, nada democratico. Pareciera como si los crimenes cuando son cometidos por los gringos no fueran crimenes.