En la reciente encuesta realizada por la firma Cid Gallud Latinoamérica, entre el 4 y 10 de enero, revela que los nicaragüenses evaluaron negativamente a la vocera, primera dama y vicepresidenta Rosario Murillo.
Según la encuesta, Rosario Murillo tiene un índice de desaprobación más alto que el de Ortega; además los pobladores consultados estiman que Murillo es la “verdadera presidenta del país”.
“Es un hallazgo de este estudio, que la evaluación de la labor de Rosario Murillo es más negativa que la de su esposo, el presidente. El índice de Ortega es un menos cinco, mientras que Murillo tiene un menos 13. Tener el índice en negativo significa que hay más opciones negativas que positivas”.

La investigación detalla que en Managua es donde su posicionamiento es más negativo y en ciudadanos de menor edad.
El sociólogo Cirilo Otero explicó que este resultado se da por su reacción con la sociedad porque se evidenció que ella dio las órdenes de las acciones violentas que se ejecutaron en el país desde el 18 de abril de 2018.
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“Se conoció públicamente sus órdenes y la gente se hace una idea. Además es terrible haber tocado a los jóvenes y a los menores, eso es grave porque podés golpear a un viejo y la gente no va decir nada, pero si tocás a un chavalo la gente se molesta y reacciona”.
Asimismo, el sociólogo explicó que la “vox populi” en este caso determinó su bajo resultado principalmente en los capitalinos porque es donde circula más información, detalles y más comentarios que no se conocen en el campo.
Las acciones de Murillo
El 27 de noviembre de 2018, Rosario Murillo fue sancionada junto al asesor presidencial en temas de seguridad y espionaje, Néstor Moncada Lau, por el gobierno de los Estados Unidos. Dichas acciones la restringen en el manejo de cuentas bancarias, transferencias y negocios con el país norteamericano.
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Durante este proceso Murillo fue señalada como “líder con influencia en la organización juvenil del Frente Sandinista de Liberación Nacional (JS) y la Policía de Nicaragua. La JS y la Policía son entidades que han cometido grandes abusos en contra de la población de Nicaragua”, describe la resolución.
Sin embargo, el 18 de noviembre del mismo año, la exsecretaria política del FSLN en el Banco Central denunció en una entrevista con el programa de televisión Esta Semana, que Murillo dio las órdenes a través del secretario general de la Alcaldía de Managua, Fidel Moreno para atacar a las personas que protestaban en diferentes puntos de la capital y del país en los primeros meses de la rebelión pacífica.

La vicepresidenta a través de mensajes de odio y desprecio contra los manifestantes después de ser atacados cruelmente generó inconformidad y rechazo en la población. Al igual que el manoseo que hace con el presupuesto del país.
Murillo se postuló a la vicepresidencia de la República, junto a su marido, en los comicios presidenciales de 2017. Sin embargo, desde que el FSLN asumió el poder, en el 2007, la primera dama se impuso en el manejo de los ministerios de Estado que atienden la parte social.
La vicepresidenta también administra con mano de hierro la política informativa de la dictadura, y controla, a través de sus hijos, la maquinaria de propaganda de al menos seis canales de televisión, decenas de radioemisoras y unos cuatro sitios digitales, en los que hay orden expresa de exaltar su figura, junto a Ortega, eterno líder del partido rojinegro.
Las proyecciones, hasta el 18 de abril de 2018 apuntaban a que Murillo trabajaba, día y noche, para enfilar las estructuras partidarias que le son fieles y lograr que en una próxima contienda, sería ella la sucesora de Ortega. Ese sueño se disolvió con las acciones represivas de su tiranía, que acabaron con la vida de al menos 325 nicaragüenses, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y posterioremente con la sanción estadounidense que ubica a la primera dama como una delincuente internacional.