El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, dirigió este 31 de diciembre una introducción a un inusual discurso de fin de año e inicio de 2019 donde señaló que “Nicaragua es beligerante en la lucha por la paz, la justicia y la libertad”.
Aunque se esperaba que él dirigiese el mensaje fue su mujer y vicepresidenta, Rosario Murillo, quien leyó la “proclama” del régimen en el que mencionó que el 2018 fue “un año de pruebas, (en el que) hemos vivido tiempos duros, días y semanas cargadas de odio”, siguiendo la línea que desde que arrancó el estallido social en abril de este año intenta responsabilizar a la ciudadanía y grupos opositores de las protestas en su contra.
La también coordinadora de comunicación y ciudadanía resaltó que el 2019 será un año “de restauración, de renovación y de clarísima sintonía entre nosotros, para avivar conciencia de cultura de reconciliación… un año de alegría, trabajo y bienestar para todos” y afirmó que continuarán trabajando por “luchar contra las injusticias y la solidaridad desarraigando egoísmos”.
Ortega, por su parte, siguió con su afán de querer vender un país en “normalidad” y sostuvo que Nicaragua ya “recuperó la paz” y que el venidero 2019 será un año de “trabajo” y que continuarán avanzando con “obras históricas” como la construcción de carreteras. Además, hizo un recuento de las obras inauguradas durante el 2018 como el Hospital Fernando Vélez Paiz al igual que el paso a desnivel Las Piedrecitas.
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Desde el despacho presidencial, que también es la casa de los Ortega-Murillo, el mandatario se hizo acompañar por el cuestionado presidente de la Asamblea Nacional y ficha de su partido, Gustavo Porras, así como el secretario de la Alcaldía de Managua y sancionado con la Ley Magnitsky, Fidel Moreno, y Rosario Murillo, también sancionada por los Estados Unidos y vicepresidenta de Nicaragua.
Lo que oculta el régimen
El régimen de Daniel Ortega intenta culpar a los opositores de las muertes registradas durante las protestas que iniciaron en abril de 2018, amparándose en un discurso de un “intento fallido de golpe de Estado”, que solo busca minimizar a los más de 325 asesinados en este contexto, los miles de heridos, los 50 000 exiliados, la persecución a los medios de comunicación independientes y los cerca de 600 presos políticos que registran los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos.
De estos hechos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) así como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) señala como el principal responsable al Estado y en especial, a la Policía orteguista, quien reprimió, de acuerdo con esas entidades, con “armas letales”.
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Mientras, el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor) había notificado a los prestadores de servicios de televisión por suscripción, radiodifusión y canales nacionales que estaban “bajo la obligación de transmitir el mensaje del Comandante Daniel Ortega Saavedra” que se supone iniciaría a las 5 de la tarde, pero arrancó media hora después.
Matar tiempo es lo que se hace ; en lo cual PAz = guerra ; recociliacion MUERTE !
Esa promesa ya la hemos escuchado y está dirigida más que al pueblo nicaraguense a sus bases que también han entrado en zozobra ante la falta de normalidad y se están asesinando entre ellos aunque la dirigencia tratan de ocultarlo para seguir culpando a los opositores.