La Unidad Nacional Azul y Blanco publicó una extensa carta dirigida al general Julio César Avilés jefe del Ejército de Nicaragua, donde le solicitaban que actuara de acuerdo a lo establecido en la Constitución Política ante los grupos paramilitares afines a Daniel Ortega y Rosario Murillo que todavía siguen sembrando el terror en las ciudades de Nicaragua.
La Unidad Azul y Blanco señala que directamente la pasividad del Ejército ante los escuadrones de la muerte que entraron a ciudades como León, Matagalpa o Masaya donde fue especialmente evidente el uso de armamento de guerra propio del Ejército.
«La pasividad de su institución ante lo que significaba la presencia violenta de grupos armados irregulares, que prácticamente actuaron como fuerza de ocupación, sorprendió al país pues claramente ustedes debieron de considerar lo dispuesto en la Constitución en su artículo 92 que señala que el Ejército debe defender la soberanía, independencia y la integridad territorial».
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Esto evidencia el doble rasero del Ejército que desde antes del 2011 inició una mortal persecución contra grupos armados con fines políticos en las montañas del norte del país, y al menos desde esa fecha se han registrado más de 20 enfrentamientos con grupos armados, 41 alzados asesinados y 7 efectivos del Ejército muertos en diferentes zonas de Nicaragua.
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La Unidad Nacional señala que no está pretendiendo que el Ejército viole la Constitución ni que de un golpe de Estado, más bien le recuerdan que la institución castrense se debe a la Constitución Nacional y al pueblo, en lugar de a un partido y a una familia.
«Es por ello General Avilés que le solicitamos a usted y a la institución castrense que dirige, se pronuncien en sus estilos y formas, con los mecanismos adecuados que considere conveniente ante esta grave situación y la necesidad a una salida pacífica a la crisis que nos aflige».
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Desde que iniciaron las protestas el 18 de abril el Ejército de Nicaragua ha tenido un papel pasivo ante la grave crisis de derechos humanos que enfrenta el país, desde entonces el alto mando del cuerpo castrense solo se ha pronunciado 3 veces siendo la del 30 de mayo la última. Luego el Ejército Nacional ha sido cómplice de la represión guardando silencio ante las detenciones ilegales a manos de paramilitares, el uso de armas de grueso calibre y alta precisión y la llamada «operación limpieza» que consistía en reprimir a los ciudadanos a sangre y fuego, y que hasta el día de hoy persiste.