El presidente Daniel Ortega volvió a lanzar ataques virulentos ayer contra la Iglesia Católica de Nicaragua, acusando a los obispos de poseer “mente criminal” y de no conocer nada de la doctrina de Jesucristo. “No tienen nada de cristianos y actúan con una mente criminal, terrorista”, dijo.
Las ofensas verbales de Ortega contra los obispos de Nicaragua llegan tras la publicación del mensaje pastoral de Adviento; dónde la jerarquía católica reiteró que el diálogo nacional es la única salida posible sobre la crisis socio-política.
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“El buen político opta siempre por generar procesos más que ocupar espacios”, decían los Obispos de Nicaragua en un fragmento de su mensaje pastoral, quiénes recordaban que el diálogo debe ser enfrentado con “coraje, audacia y sobre todo, mucho amor por la patria”.

Ortega, quien presidió junto a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, el acto del XVI congreso de la oficialista Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), dedicó su intervención para atacar con dureza a su hermano, general Humberto Ortega, y a los Obispos de Nicaragua; en un discurso a la defensiva dónde él mismo se personalizó como “el pueblo”.
“Y cómo se juntaron también algunos jerarcas de la Iglesia, después que los invitamos, les pedimos que ellos fuesen mediadores. ¡Dejaron de ser mediadores y pasaron a hacer parte activa de las fuerzas golpistas!”, dijo Ortega, con un desdén de amargura mientras su esposa asentía las palabras del mandatario.
Cabe señalar que el régimen orteguista está señalado por distintos organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DDHH), de imponer una represión generalizada en el país para sofocar las protestas sociales contra el gobierno iniciadas en abril pasado.
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“Quiénes, por principio como cristianos, como pastores; debían de rechazar totalmente cualquier crimen. No tienen nada que ver con aquel Cristo iba siendo flagelado cuando lo llevaban a crucificar. (…) Éstos amigos que hablan en nombre de Cristo aquí no conocen esa palabra, ´perdónalos porque no saben lo que hacen´”, señaló el mandatario, intentando dar lecciones de cristianismo a los Obispos de Nicaragua.
Siguiendo con su discurso defensivo, subrayó que los Obispos nicaragüenses no tienen “nada de cristianos” y acusó a la jerarquía de la Iglesia de actuar con una mentalidad “terrorista y criminal”, en el ataque verbal más fuerte que ha lanzado Ortega contra la institución que más confianza genera entre los nicaragüenses, según el estudio de medición Latinobarómetro 2018, con sede en Chile.
“Ellos (los Obispos) se sumaron alegremente al golpe terrorista y criminal. (…) Nunca dijeron ni han dicho una palabra condenando esos hechos criminales. Nunca”, apuntó.
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Para cerrar su ataque contra la Iglesia Católica, Ortega en un tono de burla, pidió que “la estrella de Belén” les haga llegar “un poco de luz ahí”, mientras hacía un gesto sobre su cabeza.
“Dios quiera que en éstos días de Navidada, desde la estrella de Belén le llegue un poco de luz, y que les limpie”, finalizó Ortega, arrancando los aplausos y chifletas a la Iglesia por parte del auditorio, compuesto por jóvenes adeptos al régimen.
Obispos pidieron diálogo
Los obispos de Nicaragua en su mensaje pastoral de Adviento advirtieron que el país se enrumbaba hacia un estancamiento perjudicial debido al impasse generado por la crisis socio-política. Condenaron la ola de violencia que está carcomiendo a la sociedad y lamentaron los ataques del régimen orteguista contra líderes de la Iglesia. También hicieron un apremiante llamado a la unidad de la nación en la construcción de una nueva Nicaragua.
“En efecto la muerte, en las desapariciones de cualquier ser humano, en la detención y en la cárcel injusta, en el exilio forzado de la familia, en la manipulación de la conciencia sobre todo a través de algunos medios de comunicación y redes sociales promotores muchas veces de noticias falsas y en la división del pueblo, Dios ha sido negado“, denuncian los Obispos en su carta pastoral.