A las siete de la mañana de este sábado, 29 de septiembre; la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) abrió sus puertas para reanudar las clases en el turno sabatino después de permanecer cerrada desde el siete de mayo cuando un grupo de universitarios se tomó el Recinto Rubén Darío en forma de protesta contra el régimen de Daniel Ortega y de los representantes de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN).
Después de un poco más de dos meses de resistencia, el 13 de julio los paramilitares en conjunto con la Policía orteguista lograron desmontar la protesta de los universitarios a balazos. La UNAN-Managua se aventuró a reanudar el ciclo académico en busca de vender un clima de normalidad en Nicaragua.
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En el portón seis, ubicado contiguo al Instituto La Salle, tres vehículos van en fila. Guardas de seguridad revisando bolsos y mochilas y otros más adelante pidiendo abrir las cajuelas de los carros para “verificar”.
Sin mayores explicaciones, la suposición es que la “verificación” es para que nadie lleve ni globos azul y blanco, ni pancartas ni la bandera de Nicaragua. También, pedían el carnet estudiantil para corroborar que no entrara “gente ajena”, según las palabras del vicerrector de esta universidad, Jaime López Lowery.
En la parte frontal, en el portón cuatro, los estudiantes que van a pie ingresan con carné en mano. La revisión es más estricta. Los vigilantes rebaten las mochilas. El ambiente es tenso y los universitarios se muestran ariscos.
Un reportero haciendo fotos con su celular se vuelve peligroso, peor que lo hace desde adentro del recinto. Los estudiantes entran y quienes no llevan su identificación como alumno activo de esa casa de estudios debe presentar su cédula. Los vigilantes tienen en sus manos detectores de metales, para filtrar cualquier objeto “peligroso”.
“Yo no tengo mi carné, pero con la cédula me buscaron en el sistema y ahorita tengo que ir a sacar el carné, que vale 50 córdobas”, dijo una estudiante, inmediatamente después que pasó la pesquisa.
A la orilla de los portones, hay un grupo de presuntos estudiantes haciendo anotaciones. A 15 metros, un tanto “disimulados”, hay hombres que no son guardas uniformados y tampoco tienen ni aspecto ni edad para ser estudiantes. Sin embargo, se notan alertas. Un alumno que pidió el anonimato, señaló que “parecen de la JS o del ´Partido´, pero no sabemos”. Es un grupo de cuatro o cinco en cada portón.
En el acceso vehicular, desde el predio de La Salle, hasta un plantel situado detrás del pabellón 68, dispuesto para estacionamiento de estudiantes habían cinco grupos de vigilantes, haciendo una especie de “retenes”. Todos hacían “control” y pedían los carné. Al menos tres toldos fueron ubicados en ese tramo de unos 500 metros, dentro de los predios de la universidad.
Tanta seguridad en el recinto Rubén Darío da la impresión que las autoridades están a la defensiva y para “David”, un estudiante de cuarto año de Derecho, resulta “tensionante”. El universitario afirmó, bajo condición de anonimato, que con este dispositivo “quieren amedrentarnos para que a nadie se le ocurra protestar otra vez”.
El vicerrector López Lowery defiende el aparataje de seguridad dispuesto para reabrir las clases. “Más bien la gente se ha sentido más segura. Nosotros, el siete de mayo fuimos asaltados por un grupo de gente que no pertenecía a la universidad y que se posicionó de la universidad. Hubo también una cantidad de estudiantes nuestros que se manifestó, pero hubo gente que entró a la fuerza, violentó los portones y tenemos nosotros el registro, tenemos nombres de personas. Además, quién no va a tomar medidas de seguridad, una vez que le han destruido su casa”, mencionó el funcionario universitario.
Desde las afueras, hay fotógrafos de medios de comunicación independientes. Tienen prohibido el acceso. Sin embargo, en los pasillos, un equipo de televisión del canal 8, propiedad de la familia Ortega-Murillo, entra a las aulas para filmar la “normalidad”.
Asedio con fotos y videos para mostrar “normalidad”
La desesperación del Gobierno, por mostrar que todo está normal, incluyó el despliegue de la dirigencia de la Unión de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), apéndice del régimen, con celulares en mano para fotografiar a los estudiantes que decidieron entrar a clases.
Pero la acción también intentaba mostrar a los “golpistas”, que “disfrutan” de la “normalidad”, según se vio luego en las redes sociales del orteguismo, con una foto del reportero y director de Artículo 66, Álvaro Navarro, quien estudia Derecho como segunda carrera.
“Este personaje, Álvaro Navarro, de Artículo 66 y Confidencial (no trabaja en Confidencial desde el 2016), medios de la derecha golpista, estudia en un grupo sabatino de la UNAN-Managua, respondió a la convocatoria de inicios de clases, pregúntele qué se siente volver a estudiar en paz y tranquilidad y sin pagar un peso, que disfrute de lo que ustedes estúpidos le llaman dictadura”, escribió en Facebook el fanático orteguista Daniel Rodríguez.
La foto corrió por los perfiles y páginas orteguistas. En el salón de clases de I año de Derecho al que asiste Álvaro Navarro había 18 estudiantes presentes, de una lista de 52. El vicerrector aduce que es normal que en años superiores de cada carrera la cantidad de estudiantes sea menor, sin embargo, la foto donde intentan desacreditar al periodista la hicieron hoy. López asevera que “el porcentaje aproximado de asistencia hoy (sábado, 29 de septiembre) fue del 75%” y lo celebra como “un enorme éxito, considerando que hemos estado más de cinco meses en un receso obligado”.
Más tarde, al salir a la hora de almuerzo, dos presuntos dirigentes de UNEN salieron al paso del director de Artículo 66, cada uno con su celular encendido para preguntar sobre la decisión de Navarro de asistir a la universidad y “disfrutar” de la “paz” aunque “vos llamás a la desobediencia estudiantil”.
En breve, los seguidores de Artículo 66 enviaron datos de identificación de los dos ejecutores del asedio. La joven responde al nombre de Marcela Dormus, estudiante de la Facultad de Humanidades y dirigente estudiantil desde el 2015, de acuerdo con su perfil de Facebook.
El otro joven que aparece en el video ha sido identificado como César Augusto Acosta García, estudiante de Diplomacia y Ciencias Políticas en la UNAN. Acosta es un orteguista de vieja data. Estuvo en la mesa del Diálogo Nacional como ficha del Gobierno, “asesorando” a los demás líderes de UNEN. Una fuente que se contactó con Artículo 66 indicó que Acosta además es “un tipo sin escrúpulos. Imaginate que uno de sus mejores amigos fue de los presos que pelonearon y torturaron en abril” y a pesar de ver esas acciones se mantiene al lado del régimen.
https://www.facebook.com/Articulo66/videos/350762008828923/
Tras el asedio de los líderes de UNEN, el reportero continuó el recorrido por la universidad. Las aulas con pocos estudiantes y en los pasillos un completo desierto. Algunos de los trabajadores administrativos se mostraron esquivos al ver a un periodista tomando fotos en el interior del recinto. Un hombre de camisa celeste con emblema de la UNAN se levantó de una de las bancas ubicadas frente al portón donde revisaban a los estudiantes que entraban y siguió por los pabellones a Álvaro Navarro.
En el pabellón 48, estaba el vicerrector López Lowery, a quien el periodista le pidió una entrevista y accedió. Al terminar, una mujer que estaba cerca del funcionario y que había grabado con su celular toda la entrevista se despidió con tono “amable” y con un “usted es bienvenido, oiga”.
NO AYAN A LA UNJ ERDIDAD EZ UNZ TRAMPA…….