La guardia orteguista sigue secuestrando a estudiantes y líderes sociales para posteriormente presentarlos como delincuentes de alta peligrosidad. En esta ocasión, fue el turno del líder estudiantil de Masaya Yubrank Suazo de 27 años. Este fue secuestrado por agentes policiales el 10 de septiembre en la ciudad de Chichigalpa donde se ocultaba de la persecución del régimen.
A Suazo, le acusan de un rosario de delitos entre los que se encuentran: asesinato, asalto, terrorismo, secuestro, tráfico de drogas, tenencia y uso de armas restringidas, incendio, tortura, lesiones, exposición de personas al peligro entre otros crímenes.
Según la Policía, desde el 18 de abril, Suazo realizó ataques en diferentes puntos de Masaya y fomentó el levantamiento de los tranques y la insurrección social en el barrio indígena de Monimbó.

El Comisionado Mayor Farle Roa Traña, segundo jefe de las celdas de Auxilio Judicial (El Chipote), fue el encargado de leer los delitos de los que era acusado el joven activista.
Junto a Suazo también fueron presentados los jóvenes originarios de León Amaya Eva Coppens y Sergio Alberto Midence Delgadillo, quienes también fueron acusados del incendio del Centro Universitario de la ciudad de León (CUUN), el 20 de abril, donde murió calcinado un estudiante de la UNAN-León.

De acuerdo con el comisionado Roa Traña, a los jóvenes Amaya Coppens de 23 años y a Sergio Midence de 30 años, supuestamente se les ocuparon varias armas de fuego, entre las que se encuentran 3 escopetas calibre 12, una pistola calibre 25, varios proyectiles y cartuchos.
El segundo jefe de El Chipote aseguró que tiene 30 testigos que señalan a los estudiantes de ser responsables de actos de terrorismo.

El tercer joven presentado fue Heynard Josué Baltodano Escobar, quien también es señalado de terrorismo, secuestro, torturas, asaltos e incendios. A Baltodano lo acusan de ser el responsable de asaltar la patrulla de policía que fue quemada el 2 de septiembre en carretera a Masaya, luego de que se realizara una marcha azul y blanco que fue atacada por paramilitares y fanáticos orteguistas.