El padre Harving Padilla, expárroco de la iglesia San Juan Bautista, de Masaya, logró salir de Nicaragua, luego de estar por más de 16 meses resguardado en el Seminario La Purísima, en Managua, debido al asedio y persecución de la dictadura de Daniel Ortega.
Un amigo cercano y miembro de la parroquia San Juan Batutita reveló a Artículo 66 que el 29 de septiembre, a través de llamada telefónica, el religioso le confirmó que había logrado llegar a Costa Rica.
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Detalló, además, que el religioso llegó a suelo costarricense el 28 de septiembre. «Gracias a Dios el padre está bien, aunque obviamente con dolor de dejar Nicaragua porque fue muy difícil tomar la decisión a pesar que estaba en el régimen de Seminario por cárcel».
Agregó que el dolor «más grande» para el sacerdote Padilla fue haber dejado a su madre de avanzada edad, «pero con la esperanza y la fe de que va a lograr retornar a Nicaragua».
El 24 de mayo de 2022, tras varios días de ser víctima de un fuerte asedio policial y paramilitar, el padre Harving Padilla logró salir del templo San Juan Bautista, de Masaya, para ser trasladado al Seminario La Purísima por el padre Boanerges Carballo Madrigal, vicario episcopal de pastoral de la Arquidiócesis de Managua y Bismarck Conde, vicario foráneo en el departamento de Masaya.
Despojado de la nacionalidad
Padilla es uno de los sacerdotes más asediados por la dictadura de Ortega desde el 2018. Simpatizantes del Frente Sandinista emprendieron una campaña de difamación en su contra, en el cual lo señalan de la muerte de un oficial de la Policía en junio de ese año durante las protestas sociales.
En una nueva arremetida en su contra, el 15 de febrero de este año, la dictadura orteguista lo incluyó en una lista de 94 ciudadanos a los que les arrebató su nacionalidad, declarándolos apátridas; desde esa fecha no se conocía de su situación.
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Tras esta salida, una fuente de la Iglesia católica consideró que era necesario el exilio de Padilla para poder proteger su vida. «Es cierto que no deja de causar tristeza la separación con la comunidad parroquial, sus hermanos del clero pero dada la situación que actualmente atraviesa Nicaragua y sobre todo que el padre ya había sido declarado apátrida, era imposible que siguiera dentro de país», afirmó.
A pesar de que el régimen de Nicaragua afirma que respeta la libertad religiosa, siguen las detenciones en contra de religiosos. Hasta la fecha se contabilizan al menos 10 sacerdotes presos, incluyendo a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa.