La cacería de artistas nicaragüenses desatada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en abril de 2022 estuvo dirigida por Juan Carlos Ortega Murillo, reveló el medio de investigación Divergentes, a partir de testimonios de varios integrantes de bandas musicales que en ese año fueron secuestrados y posteriormente desterrados por la dictadura.
Juan Carlos Ortega Murillo, hijo de la pareja presidencial, es el director, guitarrista y compositor de la banda de rock alternativo progresivo “Ciclo”, y mantenía, hasta antes de abril de 2018, relación con los artistas exiliados por la persecución del régimen que dirigen sus padres. Desde el canal de televisión TN8 y la Radio Rock FM, que dirige el hijo de la pareja en el poder, este promovía a los artistas emergentes, buscaba financiamiento para realizar eventos de primera calidad, lo que permitía que cada banda cobrara bien por sus servicios.
Sin embargo, las fuentes consultadas por Divergentes aseguraron que esa amistad con las bandas de rock se rompió con el estallido de las protestas, cuando casi todas las agrupaciones se solidarizaron con las víctimas que dejó la represión. Incluso, algunos artistas enviaron cartas para exigir que sus músicas no siguieran sonando en la radio Rock Fm. «Juan Carlos siente que (los músicos) lo traicionamos, que le debemos algo porque nos apoyó», dijo una de las artistas bajo anonimato para el reportaje.
La venganza del hijo de los dictadores contra los artistas, llegó el 12 de abril de 2022, luego de un concierto en homenaje por los 15 años de la banda de rock, Monroy & Surmenage, en el que participaron 11 bandas. Las fuentes afirmaron que en el evento identificaron a algunos trabajadores de la radio Rock FM y policías de civil, así como un amigo cercano a Juan Carlos, que se filtró en los camerinos para «sacar información» con los demás integrantes de las bandas.
Noticia relacionada: Los negocios de Juan Carlos Ortega por los que Estados Unidos lo acusa como delincuente internacional
«Entre el público, hubo seguidores que llegaron a saludar o acompañar, desde temprano, a las bandas que tocaron. Sin embargo, se notaron personas extrañas en el ambiente: no cantaban ni brincaban y hasta parecía que la estaban pasando mal. ´Ahora sabemos que eran policías de civil´», señaló uno de los vocalistas que estuvo presente en el evento y que habló para Divergentes.
Redada policial
Debido a esto, los artistas no descartan que fue Juan Carlos quien ejecutó el operativo de vigilancia y persecución que llevó al secuestro de varios de ellos. «La decisión de perseguirnos para expulsarnos no la tomó él, porque eso es una decisión que tomaron sus padres, pero quién dirigió los ataques fue él, porque Juan Carlos nos conoce a todos», declaró uno de los integrantes.
El 12 de abril del año pasado, la dictadura sandinista desató una redada policial que dejó como resultado el secuestro de los productores musicales Leonardo Canales, Salvador Espinoza y Xóchilt Tapia, así como del vocalista de la banda Monroy y Surmenage, Josué Monroy. En el caso de Canales tenía nacionalidad costarricense y fue deportado al país vecino. En el caso de Espinoza y Tapia, no tenían otra nacionalidad y fueron desterrados.
La Policía orteguista también persiguió a otros artistas como Lenín Ortiz, exproductor musical del régimen y exdirector de la banda Manifiesto Urbano. El asedio también alcanzó a Ludwing Gómez, uno de los vocalistas de la banda Ximena, así como a la artista italiana Emilia Arienti. «Todos tienen en común haber participado en el concierto homenaje a Monroy & Surmenage», indicó Divergentes en su reportaje.
En el caso de Josué Monroy, el artista brindó una entrevista al medio hondureño “Contracorriente”, en la que aseguró que tras la captura de ellos, «los otros músicos, cantautores y cantautoras salieron huyendo del país». El artista de Rock comentó que cuando fue secuestrado lo llevaron al Chipote, donde lo encerraron en una celda de un metro por medio metro, con barrotes a la altura de la cara y un foco arriba. «Ahí no me podía acostar», recordó.
Noticia relacionada: Valeska Valle se exilia tras amenaza y persecución policial
Monroy fue sometido a un interrogatorio de dos días sin dormir. «Nos mandaban a bañar para que tuviéramos frío en la sala de interrogación helada. Nos hacían una y otra vez las mismas preguntas y amenazaban con ir a ver a mi familia y a mis amigos si no hablaba».
El 14 del mismo mes, Monroy fue expulsado de Nicaragua vistiendo únicamente un short y chinelas. Lo soltaron en el sector del puente que cruza el río Guasaule. «Me iban insultando y filmaban con sus celulares. Es algo mental, te quieren hacer sentir mierda. Exactamente así. Me hicieron firmar un documento que constaba que no podía regresar a Nicaragua, de lo contrario me iban a meter preso. Lo firmé. Me tomaron una foto y se fueron», recordó.
Infiltrados en grupos de WhatsApp
Según el reporte de Divergentes, un amigo de Juan Carlos, identificado como Jaime Ibarra, conocido como «el Churro Jones», fue el que se metió en los camerinos la noche del concierto para sacar información a las bandas. Incluso, se dirigió a uno de los artistas para proponerle que trabajara con Juan Carlos y para preguntarle qué opinaba sobre el hijo de la pareja en el poder.
Como parte del operativo de vigilancia en contra de los músicos, tanto Ibarra como otra persona lograron infiltrarse en los grupos de WhatsApp de los artistas considerados por el oficialismo de «vandálicos». Algunos comentarios que se hacían en este espacio llegaban a «oídos» de Juan Carlos. Las fuentes indicaron que previo a esta redada, el régimen hacía vigilancia policial en los bares o establecimientos. Les advertían a los dueños de bares que si los artistas gritaban consignas en contra del régimen les cerrarían los locales.
Una de las artistas dijo que Juan Carlos es un apasionado de la música, pero que sus padres, en especial su madre, la vicepresidenta Rosario Murillo, «no lo dejan dedicarse de lleno a la música, y pienso que eso lo tiene frustrado», razón que lo llevó a dirigir el operativo contra los grupos que comparten su mismo género musical.
Negocios de Juan Carlos
Según las fuentes, la vida de Juan Carlos cambió después de que sus padres le ordenaron dejar la música en un segundo plano y se dedicara a manejar los negocios de la familia. En enero de 2010, tres años después de tomar el poder, la dictadura desembolsó al menos 10 millones de dólares para comprar el Canal Tn8. El medio fue adquirido con dinero proveniente de la cooperación venezolana a Nicaragua y manejado a manos llenas y sin ningún tipo de rendición de cuentas por el círculo económico de Ortega-Murillo.
Entre el engranaje de empresas de Juan Carlos también está la empresa de publicidad Difuso Comunicaciones S.A, misma que fue sancionada en el 2020 por el Gobierno de los Estados Unidos. La compañía se encarga de realizar la producción audiovisual de todas las instituciones del Estado.
Además, Juan Carlos tiene en su poder otros medios de comunicación televisivos y radiales. Se trata del canal 22 de televisión, que lleva el mismo nombre de su productora audiovisual (Difuso). Asimismo es propietario de Radio Rock Fm y Radio Uno.