Monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, instó a los nicaragüenses a procurar la «unidad y el bien» entre todos y no «desfallecer» pese a las adversidades que se presenten.
Este miércoles, dos de marzo, la Iglesia católica dio inicio al tiempo de Cuaresma exhortando a la feligresía a no cansarse de hacer el bien y buscar la paz de todos. En su homilía, monseñor Álvarez llamó «a no cansarnos, porque no decirlo de tener un corazón bueno como es el corazón de nuestro padre, una bondad que le pertenece a él, pero que él derrama en cada uno de nosotros».
Señaló que en esta temporada de Cuaresma, para los nicaragüenses sea tiempo de unidad «y dijo no solo los católicos, también nuestros hermanos no católicos, en lo que en estos años hemos aprendido a amarnos, hemos aprendido a respetarnos y querernos (…) también hay mucha gente no creyente que no comparten nuestro credo religioso, (…) pero que la vida en estos últimos años a los nicaragüenses nos han enseñado que hay cosas más importantes que nos unen que las que nos separan, estemos unidos porque las embestidas del maligno son grandes y enormes».
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Además, llamó a «no desfallecer» ante las dificultades, la desdicha y la desventura que se presentan en el mundo.
«Si no desfallecemos podríamos decir contra viento y marea, si no desfallecemos aún yendo contra la corriente del mundo, si nos desfallecemos aún viendo que aparentemente en algunos momentos en el mundo reina más la oscuridad, la muerte, la guerra, la destrucción el odio, pero si no desfallecemos ante cualquier tipo de situación de esos géneros cosecharemos los frutos, a su debido tiempo», expresó.
El religioso señaló que en los hombres y mujeres más despiadados de la historia se puede encontrar un poco de bondad. «Estoy plenamente convencido y lo digo por experiencia propia, aún en los rostros más endurecidos, aún en las palabras más hirientes, aún las expresiones de mayor presión psicológica sobre un ser humano que podría emitir otra persona, estoy plenamente convencido que allá en el fondo de ese corazón aparentemente endurecido aparentemente empedrado se esconde, amadísimos, un aliento, una chispa de bondad», dijo.
Reiteró que el «demonio» intenta apoderarse de los seres humanos para eliminar toda huella de Dios en sus vidas, pese a ello el poder la bondad de Dios se impone a las «fuerzas infernales».
«No nos cansemos de hacer el bien. El bien además es un poder de exorcismo y de liberación de las fuerzas infernales que atacan al mundo y que muchas veces quieren seducir o atacar nuestras vidas, nuestros matrimonios, nuestras familias, hogares, nuestros trabajos, nuestra paz, nuestros buenos propósitos para desviarnos de ellos», exhortó.
En su homilía, Monseñor Rolando Álvarez manifestó que «el apóstol nos asegura que el bien nos garantiza el triunfo y el verdadero éxito en la vida; y en la vida cristiana», por lo tanto, insistió a los creyentes en hacer el bien a todos, sin importar si los aman o los odian.
«Hagamos el bien a todos y todos, es todos. Todos es aquellos que nos aman, que nos quieren, que están con nosotros, que nos defienden, que nos tienden la mano, que nos hacen sentir su cariño, su cercanía, su presencia, que están atentos a nosotros que cuando le necesitamos siempre están ahí presentes o se hacen presentes en los momentos más difíciles, pero todos cambien amadísimos incluye a quien no nos quiere, a los que piensan mal de nosotros, a los que nos juzgan, nos critican despectivamente, que a lo mejor nos podrían odiar (…) amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los difaman y bendigan a los que los maldicen», dijo.
Monseñor Rolando Álvarez reiteró a los creyentes, que en este tiempo de Cuaresma, permanezcan en la unidad del cuerpo de Cristo, es decir, unidos en la fe. «Debemos caminar juntos porque las embestidas de las aguas turbulentas del mundo son demasiado fuerte y solamente si estamos unidos en un mismo pensar, en un mismo sentir, un mismo corazón, unidos por la palabra de Dios podremos no solamente soportar esas embestidas terribles del maligno que azotan al mundo sino también vencerlas y salir más que triunfadores», concluyó.