La nueva ruta canalera de 445 kilómetros de longitud y que atravesaría el país desde Bluefields, pasando por chontales y Managua, hasta llegar a Corinto, es un delirio del dictador Daniel Ortega que busca venderle una ilusión a sus fanáticos. Además, es una muestra de entreguismo total al imperio chino, a quienes les está ofreciendo el fantástico proyecto, según valoraron analistas consultados por Artículo 66.
El dictador Ortega presentó, el lunes 18 de noviembre, ante los chinos, durante una cumbre empresarial realizada en Managua, una «alternativa» al canal de Panamá, a construirse en Nicaragua, según el tirano, superior al panameño y con lo que promete agilizar el comercio internacional.
La ruta de Ortega, que hasta ahora era desconocida, pues no estaba en ninguna de las propuestas anteriores, es mucho más larga que la propuesta anterior, pues tiene 445 kilómetros de longitud, 27 metros de profundidad y entre 290 y 540 metros de ancho. Aunque no mencionó el costo de la mega obra, al ser más larga que la anterior podrían ser ,mucho más cara, superior a los 50 mil millones de dólares que constaba el proyecto con Wang Jing.
Delirio faraónico
Para el economista y exreo político Juan Sebastián Chamorro, del directorio de Concertación Democrática Nicaragüense (CDN), el delirio canalero de Ortega lo ha llevado ahora a proponer «una enorme zanja» que atraviesa el país, pasando el norte del lago de Nicaragua, por Managua hasta llegar a occidente.
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Según Chamorro, Ortega tendría que sacar agua del Cocibolca para poder llenar esa zanja que propone.
El economista analiza que una de las ilusiones que trata de vender el tirano es que convertirá Managua en «centro mundial de comercio» conectado con el canal y el nuevo aeropuerto que proyecta con China.
El proyecto de Ortega, según Chamorro, es seis veces más grande que el de Panamá, que solo tiene 85 kilómetros. «Este proyecto faraónico supera en muchas veces el proyecto del Canal de Panamá y todavía sin contar los aspectos ambientales, el daño que habría sobre el lago de Managua, la reubicación de miles de familias las expropiaciones de miles de hectáreas de tierras y las afectaciones en distintos poblados donde recorre esta mega obra que, como digo, sólo está en la mentalidad de Daniel Ortega», señala el economista.

Efectivamente, la nueva ruta propuesta por la dictadura, atraviesa importantes centros poblacionales, sobre El Rama, Nueva Guinea, Chontales, Boaco, Tipitapa y San Francisco Libre, en Managua, luego por La Paz Centro, hasta Corinto. Son zonas pobladas y con tierras privadas.
Ilusión para fanáticos incautos, dice ambientalista
Para el ambientalista y presidente del organismo Fundación del Río, Amaru Ruiz, el régimen de Ortega no habla de las «implicaciones de la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) sino que sale con una presentación de nueva ruta (canalera)».
El defensor del medio ambiente advirtió que, de la propuesta presentada por Ortega no se conoce ningún estudio de viabilidad ambiental ni técnica y menos que se conozca de dónde sacará los recursos para hacer el estudio ni para ejecutar semejante obra.
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Para Ruiz, este proyecto presentado a los chinos por el dictador de Nicaragua es una cosa que «se saca debajo de la manga, para tratar de seguir vendiendo las ilusiones de un proyecto de esa naturaleza».
Para el defensor de derechos ambientales, una de las primeras preguntas que hay que hacerse es «¿de dónde va a sacar agua Ortega si no ha manejado de manera sostenible las cuencas y los bosques del país y por ende no tiene capacidad para mantener recursos hídricos que les permitan mantener la viabilidad de un canal de esta naturaleza y por esa ruta que es bastante seca y que ocuparía agua (para funcionar)?», se interrogó el directivo de Fundación del Río.
En ese sentido, Ruiz analiza que, ante tantos elementos que hace ver irrealizable ese proyecto, lo que queda pensar es que «lo que está tratando de vender (Ortega) es una ilusión a sus adeptos y tratar de conseguir recursos financieros frescos a través de un esquema que en su momento se estableció que era de corrupción y falto de transparencia y de seriedad», concluyó el ambientalista.