La dictadura Ortega-Murillo ha tensado más las relaciones diplomáticas con Brasil, la economía más importante de América Latina, al haber ordenado la expulsión de Nicaragua del embajador de ese país a finales de julio, bajo la justificación de que el diplomático no asistió al acto del 19 de julio, y en respuesta, este jueves el gobierno brasileño decidió aplicarle la misma dosis, expulsando a la embajadora del régimen de Managua en Brasilia.
De acuerdo con un reporte, publicado esta semana por el diario brasileño Folha de S. Paulo, que cita fuentes de la cancillería brasileña, el dictador Ortega habría ordenado al embajador de Brasil, acreditado en Managua, Breno De Souza Brasil Dias Da Costa, que abandonara el territorio nicaragüenses desde hace 15 días.
El medio de comunicación brasileño informó que, pese a la orden de la dictadura Ortega-Murillo de que el diplomático saliera del país, la Cancillería del estado suramericano, hizo gestiones gestiones para tratar de detener la expulsión, sin embargo, fracasaron y la salida del diplomático fue confirmada..
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«El Ministerio de Relaciones Exteriores se dirigió a Nicaragua para aclarar la decisión y, según el funcionario, está a la espera de una declaración definitiva de Managua» había informando el medio.
El mismo diario brasileño informó este jueves que la dictadura Ortega-Murillo finalmente confirmó la expulsión del embajador brasileño, y en consecuencia, la Cancillería de ese país decidió aplicar la misma medida al representante de la dictadura en Brasil.
La única justificación conocida, según la fuente diplomática citada por Folha de S. Paulo, para expulsar al embajador Dias Da Costa, es porque el representante brasileño no participó en el acto gubernamental en el que celebraron el 45 aniversario de la revolución sandinista.
Brasil responde
El gobierno de Lula da Silva no se quedó de brazos cruzados. Este jueves, ocho de agosto, Folha informó que la embajadora delegada por el sandinismo en Brasilia, Fulvia Patricia Castro Matus, fue expulsada por la Cancillería brasileña.
«Aún no hay información sobre el plazo dado a Fulvia para interrumpir su misión en Brasil», explica el medio.
«Las relaciones entre ambos países estaban prácticamente congeladas desde que Lula intentó sin éxito interceder por la liberación de un obispo católico (Rolando Álvarez) perseguido por el régimen. Con las expulsiones de los embajadores, han alcanzado un nivel aún más bajo», recalca.
Brasil es la economía más importante de la región latinoamericana y además, es miembro fundador de los BRICS, el foro político y económico que busca hacerle competencia al G7.
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Ortega, rechazado por el mundo democrático y las potencias occidentales, está tratando de ser aceptado en los BRICS, para lo cual, según información publicada a través de los medios de la propaganda oficial ya hizo formal solicitud.
Dos años en el cargo
Dias Da Costa fue reconocido oficialmente como embajador de Brasil en Nicaragua mediante el Acuerdo Presidencial 128-2022, publicado en La Gaceta, Diario Oficial número 157 del 23 de agosto de 2022.
Su ausencia al acto político de la dictadura Ortega-Murillo el 19 de julio, se debió a que, «actuó bajo la dirección de Itamaraty (Cancillería). Ante la congelación de las relaciones, tenía instrucciones de Brasilia de no asistir a ciertos actos políticos organizados por el régimen”, dijo la fuente citado por Folha.
Ortega se le esconde de Lula
Las relaciones Brasil y Nicaragua han sufrido un enfriamiento a partir de que el mandatario izquierdista brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, antes muy cercano al dictador Ortega, a solicitud del papa Francisco, intentó mediar por la liberación del obispo católico que en ese momento estaba detenido, Rolando Álvarez y otros religiosos.
Recientemente, Lula reveló que su mediación nunca se concretó porque su antiguo amigo, Daniel Ortega, nunca quiso contestarle un llamado telefónico. «Lo concreto es que Ortega no me atendió el teléfono y no quiso hablar conmigo. Entonces, nunca más hablé con él”, explicó el mandatario brasileño.