Entregar más de 20 años de su vida como jefe de escoltas del dictador Daniel Ortega no le sirvió de nada al comisionado general Marcos Alberto Acuña Avilés, que fue descabezado, el pasado 24 de julio, por orden de la vicedictadora Rosario Murillo.
La destitución de Acuña Avilés fue confirmada por fuentes vinculadas a la Policía orteguista, al medio CONFIDENCIAL.
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El comisionado general Acuña Avilés, según el reporte divulgado por este medio de comunicación, cuya redacción está desde el exilio, habría sostenido una «discusión» con la vicedictadora de Nicaragua, Rosario Murillo, relacionada a una «situación y un tema que no pudieron identificar».
Acuña fue hospitalizado
La relación entre el comisionado general Acuña Avilés y la vicedictadora Murillo, según la publicación, estaba tensa desde hace varios meses y terminó en una discución que le costó el cargo.
El 24 de julio pasado, fecha de la destitución, el comisionado general Acuña Avilés incluso requirió ser ingresado en el Hospital Carlos Roberto Huembes.
Las fuentes confirmaron a CONFIDENCIAL que el miembro de la Policía, leal a Ortega desde los años 90, necesitaba que lo «estabilizaran, porque se le había subido la presión».
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El ahora exjefe de escoltas de Ortega, según la publicación, permanece incomunicado en el Hospital Carlos Roberto Huembes, donde es custodiado por otros miembros de la Policía. Pero, resalta, «en la Secretaría del Frente Sandinista en El Carmen ya ha sido seleccionado el nombre de su sustituto en el cargo».