Este domingo, 28 de abril, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez Ortega, cumplió 66 años. A través de las redes sociales, los nicaragüenses dedicaron cálidas felicitaciones y mensajes al líder religioso, quien desde 2019 se encuentra en el exilio debido a la represión que el régimen sandinista desató contra él y la Iglesia católica.
Hijo de la profesora Vilma Ortega y Silvio Báez Tablada, Báez nació en Masaya, en 1958. A sus 21 años, Báez ingresó en la Orden de los Carmelitas Descalzos, donde estudió filosofía y teología en el Instituto Teológico de América Central en San José, Costa Rica.
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Desde su regreso a Nicaragua en 2009, el obispo ha sido una «voz profética» dentro de la Iglesia nicaragüense y duro crítico de la pareja dictatorial. Llegó al país para apoyar en las labores pastorales al entonces monseñor Leopoldo Brenes Solórzano, arzobispo metropolitano de la Arquidiócesis de Managua, Masaya y Carazo.
Con el paso de los años y sus decenas de homilías, visitas a las comunidades más recónditas y su voz profética, monseñor Báez se ganó el respeto y admiración de la feligresía católica, la oposición nicaragüense y los jóvenes.
Golpeado por las turbas del FSLN
Durante la crisis sociopolítica de 2018, Báez fue atacado por las turbas orteguistas en la Basílica Menor de San Sebastián, en Carazo, cuando fue parte de una delegación de sacerdotes que, junto al entonces nuncio apostólico, Waldemar Sommertag, acudieron al llamado de auxilio de un grupo de jóvenes paramédicos que se refugiaron en el templo religioso tras la denominada «Operación limpieza», que consistió en el ataque a balazos de los tranques.
Participó como miembro de la Comisión de Mediación en el primer Diálogo Nacional. También sumó voz de denuncia por la represión a las protestas cívicas del 2018 y se mantuvo denunciando la persecución contra la Iglesia católica y el encarcelamiento arbitrario de religiosos, especialmente el del obispo matagalpino Rolando Álvarez, quien pasó más de 500 días en condición de preso político.
En junio de 2013, ocurrió uno de los encuentros más conocidos entre el obispo auxiliar y las turbas de la Juventud Sandinista del régimen orteguista. Báez y el arzobispo de Managua llegaron hasta la rotonda de Plaza Inter para conversar con los sandinistas.
Los adeptos del orteguismo, dirigidos por Pedro Orozco, se habían tomado el sitio con parlantes, camisetas y banderas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Horas antes, los simpatizantes habían golpeado a ancianos que demandaban una pensión reducida y a los jóvenes que apoyaban sus peticiones.
«En nombre de Dios no creen más tensión. Esa música, a alto volumen, cuando hay personas sufriendo y muchachos golpeados, no es algo que contribuirá a la paz. Esa música, esas camisetas del Gobierno, no están contribuyendo a la paz», afirmó Báez, tras ser interrumpido por los turbas al grito «queremos la paz», a como lo hicieron con Juan Pablo II en su primera visita a Nicaragua.
«Seamos serios, aquí no somos tontos, no nos van a engañar, contribuyan a la verdadera tranquilidad o se ponen en contra de la paz», respondió Báez a Orozco.
Una voz que no se apaga
Sus homilías críticas a los gobernantes y defensoras del pueblo nicaragüense lo convirtieron en un blanco de ataques de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Han realizado campañas de desprestigio en su contra, vídeos manipulados y la recolecta de firmas para pedir al papa Francisco que lo removiera de su cargo.
Al contrario, el máximo líder católico pidió que monseñor Báez abandonara el país, para resguardar su integridad física y su vida. Al anunciar su exilio, el obispo reveló que el régimen Ortega-Murillo había planificado un atentado en su contra, un hecho que le fue alertado por la Embajada de Estados Unidos en Managua. Incluso denunció que varios drones sobrevolaron su residencia.
La Iglesia Católica y la comunidad nicaragüense celebran el cumpleaños número 66 de monseñor Silvio José Báez, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua y crítico abierto de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. A pesar de su exilio forzado y de las campañas de desprestigio en su contra, monseñor Báez sigue siendo una voz de esperanza y resistencia, denunciando la represión y defendiendo la justicia. Su legado y valentía son recordados en este emotivo aniversario.
Monseñor Báez ha expuesto en redes sociales, desde el púlpito de la Iglesia y en todo espacio donde hace presencia, las violaciones a los derechos humanos que el pueblo nicaragüense vive bajo una dictadura que cometió crímenes de lesa humanidad, según informes de organismos internacionales.
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Actualmente, desde el extranjero y desnacionalizado, monseñor Báez mantiene su denuncia y crítica contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en sus redes sociales y en la iglesia de Santa Agatha, en Miami, Florida, Estados Unidos donde comenzó a celebrar sus misas.
Con sus acciones, monseñor Báez ha demostrado ser un hombre de fe y valentía inquebrantable que trasciende fronteras. A sus 66 años, nos recuerda que la lucha por la libertad y la dignidad humana nunca termina y que su mensaje de esperanza y resistencia continuará guiando a quienes anhelan un futuro mejor para Nicaragua.