El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) convocó a una sesión para discutir sobre el país, bajo el proyecto de resolución titulado «Seguimiento de la situación en Nicaragua». El objetivo de la propuesta es promover un diálogo «de alto nivel» donde participen los gobernantes Daniel Ortega y Rosario Murillo, así como insistir en la reintegración del Estado nicaragüense al organismo.
La iniciativa sobre Nicaragua fue presentada por la Misión Permanente de Canadá y apoyada por Estados Unidos, Argentina, Perú, Antigua y Barbuda, Chile, Costa Rica y Uruguay.
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El exembajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, publicó en su cuenta personal de X un adelanto del documento que se presentará en la reunión, a celebrarse el próximo tres de abril, a las 10:00 de la mañana, en el Salón Libertador Simón Bolívar, en Cuba.
En el texto, la OEA afirma que «de conformidad con la resolución CP/RES. 1234 (2466/23), el Consejo Permanente continuará dando seguimiento a la situación en Nicaragua, cuando lo estime necesario, incluso mediante un diálogo amplio con actores locales e internacionales, incluidas las autoridades nicaragüenses».
El organismo apuntó que «contará con un grupo voluntario, abierto a la participación de todos los Estados Miembros, que asista al Consejo Permanente en sus esfuerzos por prestar especial atención a la situación en Nicaragua, sin que ello genere costos para el presupuesto de la Organización».
«Los insumos que eventualmente aporte este grupo serán sometidos a la consideración del Consejo Permanente de conformidad con lo dispuesto en el literal e) del artículo 8 del Reglamento», añade el escrito.
Además, la OEA solicitó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que continúe suministrando al Consejo Permanente «informes periódicos sobre la situación en Nicaragua», a pesar de que el país se encuentra fuera del organismo desde el 19 de noviembre del año pasado.
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Según la organización, esta decisión será «con el fin de facilitar, cuando sea necesario, la consideración de todas las acciones adicionales que puedan contribuir al efectivo ejercicio de la democracia representativa, el Estado de derecho y la protección de los derechos humanos en el país».
De igual manera, el documento reiteró «el llamamiento a los Estados Miembros para que hagan todo lo posible por alentar a las autoridades de Nicaragua a emprender un diálogo al más alto nivel, incluso adoptando acciones, con apego a la Carta de la Organización de los Estados Americanos, para su reincorporación como miembro de la Organización».
Nicaragua abandona la OEA
El 19 de noviembre de 2023, el canciller nicaragüense, Denis Moncada, salió en una cadena nacional de televisión para referirse sobre la salida de Nicaragua de la OEA e insultar al organismo, refiriéndose a él como «injerencista» e «infame».
En el mensaje televisado por los canales propiedad de Ortega y Murillo, Moncada declaró que «nos retiramos definitivamente, Nicaragua ya no tiene ninguna relación con la OEA. El pueblo de Nicaragua queda completamente desvinculado de la decadencia de los Estados Unidos».
El canciller aseguró que «la OEA ha tenido de manera reiterada una actuación injerencista en contra de Nicaragua, se transgredieron los principios de no intervención en los asuntos internos y el derecho de los pueblos a elegir libremente su destino, así como se observó durante su apoyo al golpe de Estado fallido en Nicaragua en el 2018».
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La Organización de Estados Americanos es el cónclave regional más antiguo del mundo, cuyo origen se remonta a la Primera Conferencia Internacional Americana donde se acordó crear la Unión Internacional de Repúblicas Americanas. Posteriormente, fue fundada de manera oficial en 1948 cuando se suscribió la Carta fundacional, en Bogotá, Colombia.
La gota que derramó el vaso para que la dictadura nicaragüense decidiera sacar al país de la OEA fueron las críticas de la organización contra una reelección de Ortega en 2021. En esos comicios. el dictador se postuló para su cuarto mandato consecutivo, con todos los potenciales contendientes presos y varios partidos políticos despojados de su legalidad.
La OEA se pronunció declarando ilegítimas esas elecciones y Ortega recibió el rechazo de la comunidad internacional. Sin embargo, tras su salida de la organización, el gobierno se declaró como «libre de ataduras y vínculos con ese ente del imperio que mucho daño causó a nuestra región» y mantiene como «digna» su renuncia del organismo.