La activista nicaragüense Berta Valle recibió el premio de Jeane J. Kirkpatrick, que otorga el Instituto Republicano Internacional (IRI), a personas que se destacan en la promoción y defensa de los derechos humanos.
Valle, quien es esposa del exreo político y dirigente opositor Félix Maradiaga, fue galardonada junto a la también activista cubana Elena Larrinaga, en un acto celebrado en Washington, Estados Unidos.
En sus palabras de aceptación, la activista nicaragüense rindió homenaje a «aquellas mujeres que han sufrido a manos de regímenes opresivos: en nuestro hemisferio, en Nicaragua, Cuba y Venezuela; y en todo el mundo, en Irán, Afganistán y Ucrania debido a la invasión de Rusia».
Asimismo, recordó que en Nicaragua, bajo la dictadura Ortega-Murillo «hay 121 presos políticos, incluyendo 19 mujeres, cuyo único delito fue la libre expresión de pensamiento».
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«Llevo en mi corazón a mujeres como Olessia Muñoz, quien ha sido encarcelada por segunda vez por su devoción a la fe católica. Me solidarizo con Melba Hernández, Adela Espinoza, Gabriela Morales y Mayela Campos, todas encarceladas por su compromiso con la autonomía universitaria, junto con muchas otras, incluyendo a Anielka, Nancy, Hazel, Brenda, cada una de ellas injustamente encarceladas», expresó Valle en su discurso.
Llamado a la unidad
Berta Valle es parte de los más de 300 nicaragüenses que han sido despojados de su nacionalidad por la dictadura Ortega-Murillo y actualmente se encuentra exiliada en EE.UU. Aprovechó la entrega del reconocimiento por parte del IRI para exponer que «las amenazas a la libertad exigen que estemos unidos en nuestro compromiso de superarlas», y para reforzar su llamado recordó a la la embajadora Kirkpatrick en cuyo honor se instituyó el premio, quien dijo que «los dictadores se unen para el mal, pero las democracias con demasiada frecuencia no logran unirse para un bien mayor».
De igual manera se refirió a las innumerables amenazas a su libertad que enfrentan las mujeres en todo el mundo y destacó el caso de México, «donde más de 3.000 mujeres y niñas son asesinadas cada año. Miremos la frontera sur de Estados Unidos, donde las mujeres y niñas migrantes sufren agresiones sexuales en cifras alarmantes, muchas de las cuales no se denuncian».
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La nicaragüense también expresó su reconocimiento a la «increíble determinación de María Corina Machado en Venezuela. Ella está luchando con uñas y dientes por la democracia. Pienso en mujeres como Rocío San Miguel, en Venezuela, la expresidenta Jeanine Añez, en Bolivia; encarcelada injustamente, los muchos detenidos políticos en Cuba y las innumerables mujeres en Nicaragua que han soportado los horrores del encarcelamiento, la tortura, el abuso sexual y el exilio forzado». .
Finalmente, honró «a todos aquellos que trabajan para defender la libertad y la democracia», y en un llamado de optimismo recalcó que «no importa cuán lejos estemos dispersos por el mundo, regresaremos a nuestro país; reuniremos a nuestras familias; sanaremos nuestra nación».