La mayoría de mujeres que están abandonando Latinoamérica, principalmente hacia EE.UU. son jóvenes, con niveles escolares de secundaria y tres de cada cuatro de ellas se están llevando a sus hijos, advierte la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Estela Aragón, oficial regional de investigación y datos para la (OIM) señaló, en un conversatorio sobre «violencia de género en contextos migratorios Centroamérica», promovido por el Banco Mundial, que desde el 2020, más de 16 millones de personas migraron en Centroamérica, de los cuales, al menos la mitad son mujeres.
Al describir el perfil de los grupos de migrantes que transitan por Centroamérica, Aragón destacó que el 41% son mujeres, la mayoría en edades de entre los 26 y 35 años.
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«La edad promedio son 31 años. La mayoría tienen estudios de educación secundaria y la mayor parte provenientes de Venezuela».
Se llevan a sus familias
La experta de la OIM advierte que uno de los fenómenos que más llama la atención es que, «más del 75% están viajando en grupos familiares. Eso quiere decir que no viajan solas. En su mayoría viajan con niños y niñas también».
Asimismo, resaltó que, una característica que diferencia a este segmento migratorio es que «tiene la meta muy clara, que suele ser llegar a los Estados Unidos», aunque algunas pueden quedarse temporalmente en otro país sobre todo para juntar recursos económicos y poder continuar el viaje o porque alguno de sus hijos sufre alguna enfermedad durante la travesía.
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Los países alternativos a los que suelen quedarse temporalmente son México, Panamá, Costa Rica y Belice, sin embargo, según la especialista, siempre sigue enfrentando como principal dificultad la falta de trabajo, la imposibilidad de acceder al sistema financiero o carencia de una red de apoyo.
Migración con rostro femenino
Por su parte, Ilka Treminio, directora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, (FLACSO), de Costa Rica, detalló que las mujeres están abandonando sus países para buscar en los países de destino «una calidad de vida que no tienen en sus países de origen».
«Estamos viendo un proceso migratorio con rostro femenino y esto también es central en los países que finalmente deben prestar la atención para que la reunificación y además el complemento de la vida a partir del asentamiento con sus familias sea positivo. Este servicio de apoyo de inclusión de los países, en realidad cuenta con muchas perspectivas. Es una labor compleja», señaló Treminio.
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Agregó que se debe poner énfasis en la atención en salud, con una una mirada integral y compleja.
«Las personas que están en el proceso migratorio sufren distintos tipos de males, enfermedades, abusos, violencias que se expresan tanto física como emocionalmente. Y por lo tanto, conforme van haciendo sus distintas estaciones en el proceso migratorio centroamericano, requieren ya sea tanto de poner las denuncias, de atención física y emocional, en lo que implica tanto las curaciones como los mecanismos de atención psicológica que les permita una contención», recomendó.
Asimismo, advirtió sobre la importancia de que también existan «políticas públicas que permitan hacer rastreos y que den acceso a la identidad de las personas».