El 25 de febrero de 1990, Violeta Barrios de Chamorro ganó las elecciones presidenciales de Nicaragua, un acontecimiento histórico que para muchos ciudadanos marcó el inicio de «tiempos pacíficos», ya que en ese momento el país estaba sumido en la guerra y conflictos internos.
Dos meses después, en un carro descapotable y vestida con un traje blanco que hacía juego con su sexagenario cabello, la política, viuda del héroe nacional Pedro Joaquín Chamorro, llegó al Estadio Nacional Roberto Clemente para recibir la banda presidencial. El estadio estaba abarrotado de nicaragüenses de ambos bandos: del derrotado Frente Sandinista de Lineración Nacional (FSLN) y de la triunfante Unión Nacional Opositora (UNO). Este público era una fiel muestra de lo dividida que estaba Nicaragua.
Noticia relacionada: Ortega confisca condominio de apartamentos a la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro y sus cuatro hijos
«La patria que heredé era una sociedad desgarrada por la división. Los nicaragüenses no nos reconocemos como hijos de una misma patria. Podían más los intereses partidarios y personales que los legítimos intereses del pueblo», diría años después la propia doña Violeta en sus memorias «Sueños del Corazón».
Ante tal desgracia para la nación nicaragüense, Barrios de Chamorro juró desplegar todas sus energías y su paciencia maternal para reconciliar a los nicaragüenses. Su ascensión al poder fue noticia mundial, no solo por ser la primera mujer presidenta del continente, sino también por haber derrocado a la dictadura sandinista.
La dirigente del «UNO»
Barrios de Chamorro lideraba la Unión Nacional Opositora (UNO), una coalición de 14 partidos políticos que buscaban derrocar a Daniel Ortega del poder y reconstruir la nación.
La UNO tenía a Chamorro como candidata a la presidencia y al abogado Virgilio Godoy Reyes en la vicepresidencia. Ambos enfrentaron a la fórmula sandinista compuesta por Ortega y el escritor Sergio Ramírez Mercado, quienes intentaban repetir en sus respectivos cargos.
En el primer informe sobre el conteo de los votos, la UNO resultó ganadora con el 54.8% de los votos contra el 41% del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una derrota contundente para Ortega, que hasta el día de hoy, el nuevo dictador no perdona.
Noticia relacionada: Se cumplen 32 años de la victoria de Violeta Barrios de Chamorro a Daniel Ortega
Al día siguiente, 26 de febrero de 1990, Ortega se dirigió hasta la casa de doña Violeta, ubicada en el reparto Las Palmas, para reconocer su derrota y felicitarla por su gran victoria. Según un reportaje publicado por el diario La Prensa, en el 2016, el dictador se echó a llorar en los brazos de la mujer que lo acababa de derrotar en las elecciones presidenciales, mientras ella lo consolaba.
Doña Violeta lo abrazó y le dijo: «Mi muchacho, no pasa nada». El empresario Alfredo César Aguirre, que estuvo en ese encuentro, cuenta que doña Violeta se veía maternal, «No papito, no papito, todo está bien», le repetía para tranquilizarlo.
La represión de Ortega contra los Chamorro
Ortega, en 2006, ganó las elecciones presidenciales, regresando al poder y esta vez para quedarse. El caudillo sandinista lleva 17 años consecutivos ejerciendo el poder en Nicaragua, y con mano de hierro. Sumados a los primeros 10 años que gobernó en la década de los 80, el exguerrillero sandinista se convierte en el hombre que más años ha estado en el poder, incluso superando a los Somoza, la otra dictadura que ayudó a derrocar para instalarse en el poder.
Al igual que hace más de 40 años, el territorio nicaragüense está sumergido en una crisis social, política y económica. A principios de 2021, la periodista Cristiana Chamorro Barrios, hija de la expresidenta, anunció estar dispuesta a enfrentar a Ortega en unas elecciones libres y democráticas. Esta iniciativa hizo pensar a muchos ciudadanos que la historia de 1990 se repetiría.
Ante esto, la dictadura movió todas sus fichas y el aparato estatal para abrir una investigación contra la periodista y la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCH) y así inhibirla de competir por la Presidencia. Cristiana Chamorro fue sometida a un arresto domiciliario, y actualmente se encuentra desnacionaliza y desterrada, al igual que el economista Juan Sebastián Chamorro, el exdiputado liberal Pedro Joaquín Chamorro Barrios, el periodista Carlos Fernando Chamorro y Juan Lorenzo Holmann Chamorro, director del diario La Prensa.
Doña Violeta exiliada en Costa Rica
33 años después, el 17 de octubre de 2023, solo un día antes de su 94 cumpleaños, la mujer vestida de blanco que logró encaminar la reconciliación nacional, fue noticia mundial de nuevo. Su familia comunicó que la expresidenta se iba del país.
Doña Violeta fue trasladada a Costa Rica, donde está cerca de sus hijos. Ahí, seguramente, la exmandataria vivirá sus últimos días. Su situación de salud es frágil y entre su familia y los miles que la recordarán como la persona que enterró los fusiles que desangraban al país, hay muy pocas esperanzas que la expresidenta regrese con vida a su tierra.
Noticia relacionada: Violeta Barrios de Chamorro, la mujer que hizo llorar a Ortega al desplazarlo del poder, cumplió 94 años en el exilio
La expresidenta Barrios de Chamorro había sufrido un accidente cerebrovascular en octubre de 2018 y, desde entonces, ha estado bajo atención médica en su casa y al cuidado de una de sus cuatro hijos, Claudia Lucía. De los otros tres hijos de la exmandataria, dos fueron encarcelados durante más de año y medio, desterrados hacia Estados Unidos y despojados de su nacionalidad; y uno, el periodista Carlos Fernando Chamorro, se encuentra también en el exilio, tras sufrir amenazas de cárcel y el despojo de su documento legal como nicaragüense.
Doña Violeta, a su avanzada edad vuelve a vivir un exilio en el mismo país donde en su juventud también estuvo refugiada, junto a su esposo y sus hijos, por la otra dictadura, la de los Somoza.