Mientras en Nicaragua, los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo someten a tratos crueles e inhumanos a los presos políticos y mantienen bajo estado de terror policial a la población, en la embajada de Panamá, han autorizado la permanencia de Bruno, el perro del expresidente canalero, Ricardo Martinelli, que en la sede diplomática goza, junto a su amo, de las comodidades de mascota de la realeza.
El pasado 7 de febrero el expresidente de Panamá se refugió en la sede diplomática nica para pedir asilo a la dictadura Ortega-Murillo, bajo el pretexto de ser perseguido político en su país, aunque, la información divulgada por medios panameños advierte que la verdad es que Martinelli huye de la justicia, que lo investigó, proceso y condenó a más de 10 años de cárcel y una multa de más de 19 millones de dólares por el delito de blanqueo de capitales, cometido durante su mandato (2009-2014).
Lo inverosímil del asilo solicitado por Martinelli es que, a partir de su ingreso a la embajada nicaragüense, convirtió el recinto, que es considerado territorio nicaragüense, según las leyes internacionales, en su hotel, remodelándolo y dotándolo de todas las comodidades a su gusto y antojo, como el millonario que es, al punto que hasta su mascota, el perrito Bruno, está «asilado» con él.
Bruno, el perrito «influencer» y «patrón del partido RM»
Bruno es la mascota de Martinelli. Ingresó a la sede diplomática nica en Panamá un día después que su amo. Medios de comunicación panameños, escritos, radiales y televisivos, reportaron en vivo, entre asombro y perplejidad, el ingreso de Bruno a la embajada, para sumarse al asilo de su amo.
Empleados del millonario exmandatario, convicto por corrupción, llevaron en brazos a la mascota y la noticia se hizo viral en poco tiempo. El equipo del nuevo huésped de Ortega justificó que el perrito fue llevado a la embajada para acompañar a su amo en su asilo como «apoyo emocional»
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Y es que no se trata de un perrito cualquiera, sino de «el perro de Martinelli», una mascota que es tratada como toda una influencer. Sus amos le actualizan cuentas en TikTok, Instagram, Facebook y X (antes Twitter), donde aparece como «Bruno Martinelli».
En todas sus cuentas, sus amos postearon una publicación: «No soy perro, mi nombre es Bruno». Pero el poder del pequeño can va más allá, en todas sus redes sociales además mandaron publicar: «Bruno, el patrón de RM», en alusión al partido fundado por Martinelli, «Realizando Metas», que lleva las iniciales del expresidente.
Las cuentas del can y su imagen son utilizadas por el político para hacer campaña en su favor. «Saquen sus patitas de la justicia», dice una de las publicaciones en la cuenta de Facebook, claramente defendiéndose del proceso judicial en el que lo encontraron culpable de corrupción.
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En Instagram, donde tiene 13 mil seguidores, al igual que en X, lo describen como «el candidato de las patitas amigas». En Facebook, con solo 512 seguidores, invita a que lo sigan en sus «aventuras caninas» junto a su amo y su partido político.
Los simpatizantes del político y empresario panameño se desgajan en elogios hacia Bruno en los comentarios. Hasta lo están tildando de «héroe», porque supuestamente fue el can el que advirtió a su amo de la presencia de policías en la parte trasera del edificio donde permanecen a la espera de poder salir hacia Nicaragua.
Por lo pronto, la salida de Martinelli y su mascota hacia suelo nicaragüense donde sería protegido por los dictadores Ortega y Murillo, tendrá que esperar y quizá ni se dé, pues el Gobierno del actual presidente canalero, Laurentino Cortizo, se opone al asilo y le ha negado el salvoconducto que le permitiría viajar.