El 15 de febrero de 2023, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo atropelló los derechos humanos de sus opositores de una manera que solo tenía precedentes en otras dictaduras del mundo del siglo pasado, como la de Augusto Pinochet, en Chile, o del fascismo de Hitler, de la Alemania nazi. Ese día, el binomio presidencial ordenó la desnacionalización de 94 nicaragüenses.
Además de desaparecer de todo registro legal en el país, los nicas perdieron sus bienes y cualquier forma de pensión del seguro social. A pesar de ello, un año después de esa decisión arbitraria, los que aquel día fueron llamados «traidores de la patria» declararon sentirse «más nicaragüenses que nunca».
Arturo Mcfields, exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), comentó que «hace un año, la dictadura de Nicaragua me decretó muerte civil». Según el diplomático, los Ortega Murillo «quisieron sembrar el miedo», sin embargo, «solo resucitaron una nueva esperanza». «Ninguna dictadura es eterna y, algún día, volveremos a nuestra patria amada».
En la misma línea, el sacerdote Edwing Román comentó en su cuenta de X que «a un año de que la dictadura sandinista me haya desterrado, soy nicaragüense por gracia de Dios». El religioso comentó que «ningún tirano ni ninguna manada de serviles puede arrancarme la patria». Además, declaró que en algún momento «¡volveré a Nicaragua!».
Por otro lado, el abogado y exfuncionario del Poder Judicial Yader Morazán compartió que le dio «risa y orgullo» cuando se enteró de su desnacionalización, ya que «era una señal de que algo estaba haciendo bien». A su vez, declaró que «no sé si es por llevar la contraria, pero ¡hoy me siento más nica que nunca!».
«Yo sigo siendo nicaragüense, nacida en San Carlos, Rio San Juan; y eso nadie me lo va a quitar, menos una resolución judicial ilegal», expresó la periodista y directora del medio 100% Noticias, Lucía Pineda. De igual manera, la exrea política comentó que «la nacionalidad es inherente al ser humano, nacemos con ella al momento de dejar nuestro ombligo en un país».
A su vez, la encargada del medio de comunicación recordó que tras el despojo de su identidad, «llovió la solidaridad de varios países, quienes ofrecieron la nacionalidad a 317 nicaragüenses que fueron despojados de su identidad». «Más de 100 nicas apátridas han recibido la nacionalidad española, yo la acepté para seguir buscando justicia ante los atropellos que comete el régimen de Ortega en Nicaragua», añadió.
Por último, el director del medio independiente «Café con Voz», Luis Galeano, compartió un video en el cual entonó las notas del Himno Nacional de Nicaragua. Después de recitar el cántico, el periodista declaró que «ese es el himno de mi tierra, de mi gente y nada ni nadie me lo va a poder arrebatar». «Soy nicaragüense, moriré nicaragüense y mi existencia cesará en mi tierra para que les duela más, lo juro en nombre de Jesús», expresó.
317 nicaragüenses sin nacionalidad
En febrero de 2023, en un acto arbitrario, la dictadura de Nicaragua despojó de su nacionalidad a 317 nicaragüenses. En una primera tanda, quitó la nacionalidad a 222 excarcelados políticos; luego, a 94 figuras de la oposición y directores de medios de comunicación independientes. Por último, en una clara represalia por no aceptar el destierro, le arrebató ese derecho al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien todavía se encontraba en las cárceles del régimen.
En su mayoría, los opositores desnacionalizados han aceptado el ofrecimiento de España de acogerlos como sus ciudadanos; sin embargo, «el destierro, la desnacionalización y todos los crímenes del régimen no deben de ser naturalizados», advierten los críticos a la dictadura.
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A pesar de que la desnacionalización es inconstitucional, el régimen en donde «todo es posible» lo volvió en algo legal. En la sesión especial en conmemoración por el 157 aniversario del natalicio de Rubén Darío, el poder legislativo aprobó, en segunda legislatura y de manera unánime, una reforma al artículo 21 de la Constitución Política de Nicaragua, con la cual «legalizaron» el despojo de la nacionalidad a quienes «traicionen la patria».