El pueblo salvadoreño respaldó con su voto la reelección de Nayib Bukele para un nuevo periodo como presidente de esa nación. En los comicios del cuatro de febrero, el que se autollama «dictador cool» se proclamó ganador con un 85% de los votos. Para seguir como mandatario, Bukele, usando los Poderes del Estado, planteó una reforma constitucional que le permitiera competir por un segundo periodo consecutivo como jefe del Ejecutivo.
Distintos opositores al régimen sandinista expresaron su preocupación ante los resultados de estas elecciones. De acuerdo con los críticos de la dictadura, Bukele ha seguido los pasos de la dictadura nicaragüense. En 2011, Daniel Ortega reformó la Constitución del país para regresar a la silla presidencial.
La exguerrillera, excarcelada política e historiadora, Dora María Téllez, dijo a Artículo 66 que estas elecciones son un «mal augurio». Según la opositora, la victoria aplastante del presidente salvadoreño significa una «enorme abstención del pueblo salvadoreño en estos comicios», en los cuales «solo fueron a votar los simpatizantes de Bukele».Téllez consideró que las acciones del presidente salvadoreño indican que «habrá una concentración de poder, la cual derivará en un régimen autoritario».
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Por su lado, Héctor Mairena, miembro de la Unión Renovadora Democrática – Unamos, expresó que, a pesar de respetar la decisión que tomó el pueblo salvadoreño en las urnas, «es imposible no resaltar algunas preocupaciones». En primer lugar, el opositor destacó que «el presidente instrumentalizó el control que tiene sobre la Corte de Justicia para justificar su elección, ya que las leyes anteriormente establecidas impedían su segundo periodo».
A su vez, destacó los ataques a los derechos humanos de la Presidencia de Bukele, sobre todo contra las pandillas. «Es verdad que estas tenían bajo sometimiento a la sociedad salvadoreña, sin embargo, esta represión ha violentado a miles de salvadoreños».
Mairena expresó que «si bien es el deber de cualquier Gobierno hacerle frente a la delincuencia, no puede llevarse a cabo a costa de violentar los derechos humanos, sobre todo, si la problemática tiene raíces sociales, económicas e históricas como en la sociedad de El Salvador».
«Bukele y Ortega son similares»
Sin embargo, el pueblo salvadoreño expresó en su voto el apoyo a Bukele y a su cuestionada política de seguridad. Según el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo Mcfields, los salvadoreños se inclinaron por lo efectivo aunque eso les costara una nula democracia.
El exdiplomático explicó que la población de ese país prefirió la solución al problema de la delincuencia que a la democracia. «Innegablemente, Bukele resolvió el problema de inseguridad en El Salvador, por lo tanto, su población prefirió que él siguiera que traer la democracia», remarcó.
A su vez, Mcfields comentó que «a pesar de que Bukele y Ortega no son iguales, tienen bastantes cosas en común». «Ambos violaron la Constitución Política de sus países para legalizar su reelección, ambos creen en el culto a la personalidad y en el debilitamiento de las instituciones del Estado», mencionó.
McFields consideró que la victoria de Bukele también significa la «desaparición del pluripartidismo en El Salvador», sobre todo porque «quedan aproximadamente dos diputados de otros partidos en la Asamblea Nacional». «Las propuestas de estas dictaduras solo buscan debilitar a las instituciones, lo que provocará su subordinación al Gobierno o familia de turno», explicó.
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De igual manera, el opositor destacó que Bukele y Ortega tienen un «odio» contra la prensa libre, «una característica de los dictadores». Mcfields comentó que «el asedio a la libertad de expresión, la censura y las calumnias en contra de los periodistas y medios de comunicación son características de ambas dictaduras». «En el segundo periodo de Bukele, se reforzarán estos ataques a la libertad de prensa», destacó.
Según el experiodista, los primeros mandatos de las dictaduras son como una «luna de miel», pero, a partir del segundo periodo, los arremetimientos en contra de los derechos humanos se vuelven más fuertes.
De acuerdo con Mcfields, La presidencia de Bukele mantendrá su política de «no injerencia en asuntos externos». Por ejemplo, El Salvador ha mantenido un silencio ante los crímenes de otros países como Nicaragua. El exdiplomático sostuvo que «el presidente salvadoreño no quiere que se metan con lo que él está haciendo en El Salvador, por lo que siempre que hay una votación en la OEA o en la Organización de Naciones Unidas (ONU) aboga por la no injerencia».
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Según el opositor, la reelección en El Salvador significa el inicio de un nuevo capítulo en la historia centroamericana, ya que «Ortega y Bukele han abierto una nueva zanja antidemocrática en Centroamérica».
Nayib Bukele proclamó el domingo su reelección al atribuirse más del 85% de los votos, y dijo haber pulverizado a la oposición por ganar casi la totalidad del Congreso, gracias a su controvertida “guerra” contra las pandillas. «El Salvador ha roto todos los récords de todas las democracias del mundo», celebró desde el balcón del Palacio Nacional, en el casco histórico de San Salvador, al saludar a una multitud que lo ovacionaba en la plaza central.
Sin embargo, el Consejo Electoral de El Salvador no ha publicado aún las cifras oficiales.