El año 2024, que recién comienza, será difícil para el pueblo nicaragüense, pues los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo continuarán radicalizando su totalitarismo con el fin de afianzar su permanencia en el poder, amparados en el estado policial impuesto desde el 2018 y así garantizar la sucesión dinástica, advirtió esta semana el Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM).
En un análisis elaborado por el organismo independiente regional, y publicado en el Boletín «Perspectivas»; señala que, el presente año ha iniciado «con augurios desfavorables» para toda Centroamérica, y particularmente para Nicaragua.
El CETCAM indica que la dictadura Ortega-Murillo «ha radicalizado su autoritarismo» con miras a entronizarse en el poder y de paso tener garantías para la sucesión de una dinastía que, según analistas, todo apunta a que continuaría con Rosario Murillo y luego con el hijo de los dictadores, Laureano Ortega Murillo, apodado como «El Chigüin», en alusión al hijo del anterior dictador Anastasio Somoza, que pretendía pasarle el poder a su descendiente, Anastasio «El Chigüin» Somoza Portocarrero, tal como lo pretenden los actuales tiranos.
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Con la mirada puesta en ese objetivo, la pareja en el poder ha desarrollado un proceso de «institucionalización del estado policial de facto» impuesto desde 2018, tras el estallido social de ese año en demanda de democracia.
La subordinación absoluta de la Policía a Ortega así como la reactivación y supeditación del Ministerio de del Interior al órgano represivo policial es «un marco jurídico que legalizó la vigilancia, el control y la represión sobre toda la sociedad y sobre grupos de personas específicas», dice el análisis.
Todo ese proceso de radicalización va acompañado por la reestructuración de instituciones como la Policía, el Poder Judicial, el servicio exterior y las alcaldías; así como la radicalización de los «repertorios de represión» con destierros, desnacionalizaciones, retenciones migratorias y negativas de ingreso al país, alerta el análisis.
2023, año de recrudecimiento de la persecución religiosa
De igual manera, el estudio realizado por el centro de análisis regional valora que el año pasado fue uno de los peores en cuanto a persecución religiosa, hecho notable dado el aumento de secuestro, encarcelamiento, destierro o expulsiones de más de 200 religiosos entre los que se cuentan dos obispos, sacerdotes, monjas y seminaristas.
«Los ataques contra la iglesia (católica y evangélica) incluyen acoso y ocupación de templos, vigilancia, acoso y amenazas, así como confiscación de bienes. Además, ha prohibido la realización de actividades religiosas públicas. Más recientemente, el régimen también ha apresado a pastores y personas pertenecientes a iglesias evangélicas», denuncia CETAM.
Guatemala, El Salvador y Costa Rica no escapan a la crisis regional
Para CETCAM, los acontecimientos políticos de la región y las condiciones sociopolíticas con las que inicia el presente año todos los países de la región «resultan desfavorables para la población y su anhelo de una mejor calidad de vida».
En el caso de Guatemala, destaca la crisis generada tras las elecciones presidenciales que ganó Bernardo Arévalo, quien fue impedido de desarrollar una agenda de traspaso de poder normal, aunque finalmente y siete meses después de su triunfo, logró asumir el Ejecutivo.
Arévalo ha prometido una «primavera» para la democracia en Guatemala, lo que ha generado nuevas esperanzas para la población de ese país que ha vivido décadas de violencia, inseguridad, corrupción y autoritarismo».
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En tanto, El Salvador inicia el año con la posible reelección para un segundo mandato de Nayib Bukele, luego de haber reformado los preceptos constitucionales de ese país que prohibían otro periodo en el poder.
Mientras Costa Rica, según el análisis del CETCAM, inicia el año «con una grave crisis de seguridad», que alcanzó, durante el 2023, «la tasa de homicidios más alta de toda su historia a causa de la violencia criminal vinculada con el narcotráfico».
Finalmente, el organismo hace notar que la región también se ha enfrentado y seguirá enfrentándose a un «ciclo de movilización social a causa de los recortes en sectores claves como la educación y fenómenos sociales nuevos, como el tránsito de miles de personas migrantes provenientes de Sudamérica y otras regiones del mundo en su recorrido hacia Estados Unidos».