La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo se muestra desesperada intentando pavimentar el camino para el relevo de mando, como una auténtica dinastía donde el poder se hereda de padres a hijos, de reyes a príncipes.
Laureano Ortega Murillo, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, apareció en un parque de diversiones montado en el complejo turístico del puerto Salvador Allende, en el antiguo Malecón de Managua, con su esposa, sus hijos, policías, fotógrafo designado para captar las imágenes del «papá juguetón y amoroso» y hasta con dos niñeras uniformadas.
En la red social Facebook, el medio oficialista «El 19 Digital» compartió unas fotos en las que intentan mostrar a Laureano Ortega y su familia «como que no me doy cuenta», bajo la descripción de que son «las familias nicaragüenses disfrutando este viernes, día de la Inmaculada Concepción de María, de un momento lleno de diversión y adrenalina en los diferentes juegos mecánicos en el Puerto Salvador Allende».

Las fotos son un evidente plan de propaganda política para perfilar a Laureano como un «hombre común y corriente», interpreta la excomandante guerrillera y disidente sandinista Dora María Téllez.
Téllez, exprisionera política y desterrada por la tiranía de los Ortega Murillo, consultada por Artículo 66, comentó que «es evidente que algo se mueve dentro de la familia de los Ortega y Murillo». Mencionó que «desde hace unas semanas se lleva a cabo una intensiva campaña publicitaria alrededor de Laureano Ortega. Por ejemplo, vinculándolo con grandes proyectos fantasiosos con China y Rusia».
La historiadora destacó que «fue nombrado como representante del secretario general del Frente Sandinista. Es decir, ya lo confirmaron como tercero en la línea de poder dentro del Estado». Téllez dijo que Laureano Ortega quedó en dicho puesto debido a que este partido político pertenece a sus padres, por lo que no hay un proceso democrático para elegir a sus miembros ni su cargo.
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A su vez, la exrea política mencionó que «es llamativo observar todo un proceso característico de las campañas de publicidad de los dictadores, aquí intentan pasar el culto a la personalidad de Daniel y Rosario a una tercera persona». Téllez declaró que «intentan presentar a Laureano como una persona común y corriente, sin embargo, todos sabemos que es alguien ultraprotegido por la Policía, que lleva niñeras y que vive lleno de lujos».
La excomandante sandinista enumeró una serie de eventos públicos y diplomáticos en los que Laureano Ortega ya opera como el «ungido» de sus padres. «Lo tienen al frente de las negociaciones con China y Rusia y lo sacan a la calle a tomarse fotos como si fuera una familia típica nicaragüense. Estas acciones son como similares a cuando un candidato a la presidencia quiere agradar a la población y mejorar su desempeño en las elecciones».

Dora María Téllez consideró que «los Ortega-Murillo operan como una familia monárquica, como si fueran rey, reina y príncipe. Cuentan con una sobreprotección de la Policía Nacional y con empleados a su servicio».
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La historiadora concluyó que «esta realidad que muestran con el hijo de los Ortega-Murillo no corresponde con la vida de la mayoría de nicaragüenses, quienes están en una mala situación económica. No se pueden ocultar los lastres de Laureano. ¿Cuáles son? Pues que es un niño rico que sale a la calle con toda su parafernalia, y eso no se puede ocultar ni siquiera en las fotografías por mucho que pretendan».
El periodista y exreo político, Miguel Mendoza, comentó en su cuenta de X (anteriormente conocida como Twitter) que «desde El Carmen empezaron una propaganda maquillada alrededor de Laureano Ortega, presentándolo como hombre de familia, moderno, empoderado, cariñoso y juguetón». A su vez, criticó que «hasta le heredaron al mismo fotógrafo. Laureano es el elegido por sus padres, los criminales de lesa humanidad, para continuar la dinastía. Y de ahora en adelante estás son las poses que va a mostrar».
Por otro lado, el directivo del movimiento político Avanza, Ricardo Zeas Mendoza, dijo que «en Nicaragua, la dictadura se prepara para una transición hereditaria. Ortega pretende que Laureano le supla cuando este muera, nos convertimos en la Corea del Norte de América».
El 31 de agosto del 2023 se publicó en la Gaceta que Laureano Ortega obtuvo «plenos poderes» para firmar en nombre del régimen el Tratado de Libre Comercio (TLC) con la República Popular China, según lo ordenó el mandatario a través del acuerdo presidencial 170-2023.
Posteriormente, el 15 de noviembre del mismo año, el hijo de los Ortega-Murillo reemplazó a sus padres en el acto sobre la entrega de una nueva flota de buses chinos a Nicaragua. Distintos miembros de oposición consideraron que «el chigüín» será el «sucesor de la dinastía».
Todo lo que promete es un fracaso
Aunque la dictadura sandinista está en evidentes movidas para posicionar a Laureano en la línea de sucesión, el hijo de los tiranos no ha mostrado muchos éxitos de los que pueda presumir, aun cuando sus padres le han dado carta blanca para moverse y gestionar en nombre del gobierno, tanto megaproyectos como relaciones con países aliados.
El primer gran proyecto propagandístico de Laureano Ortega Murillo fue el Canal Interoceánico, una magaobra proyectada en 50 mil millones de dólares que prometía convertir al país en una potencia. En el año 2013, Ortega entregó una concesión a un oscuro empresario chino llamado Wang Jing para que construyera el canal que uniría al Atlántico con el Pacífico y que permitiría el paso de los más grandes buques mercantes. La obra debía estar lista en el 2020, según prometió el mismo Laureano, pero 10 años después, la promesa quedó solo en las fantasías de Laureano.
Más tarde, Laureano ofreció una mega industria productora de vacunas rusas en el país, en la que, según sus promesas, sería la productora de la vacuna contra el COVID-19. Hasta ahora, lo único que se sabe de la planta de vacunas es que uno de sus ejecutivos, un funcionario ruso que Ortega incluso nacionalizó y nombró como cónsul en Moscú, fue encarcelado por el régimen de Vladimir Putín por un fraude millonario relacionado con la misma planta Mechnicov. Ortega se vio obligado a quitarle la nacionalidad y dejar sin efecto su nombramiento diplomático.
Igualmente prometieron la instalación de un satélite que Nicaragua pondría en órbita en el 2015. Era identificado como el proyecto Nicasat-1, una ambiciosa promesa que revolucionaría las comunicaciones en el país. Otra vez, Laureano mostró su falacia y el fracaso de sus ideas, con las que también ha embaucado a sus propios padres.
Ortega también ha quedado en evidencia que es un fracaso con el ofrecimiento de una enorme planta de generación hidroeléctrica que han mantenido entre las promesas desde hace más de 10 años.
También, Ortega ha estado a cargo de la Agencia de Promoción de Inversiones (ProNicaragua), con la que tendría la posibilidad de entusiasmar a empresarios e inversionistas internacionales para que vinieran a poner su dinero en Nicaragua. Desde la ruptura de la dictadura sandinista con los grandes empresarios no se ha conocido de un solo empresario extranjero que venga a arriesgarse con la tiranía sandinista. Este sería otro de los fracasos de Laureano.