A pesar de la deforestación que azota a Nicaragua, la dictadura orteguista canceló las vedas para el corte, aprovechamiento y comercialización de las especies de pino, cedros reales y pochote en territorio, lo que representa una «continuación de la explotación forestal», según ambientalistas.
En La Gaceta, Diario Oficial, del 17 de enero de 2024, la Casa de Gobierno presentó los decretos No. 01-2024 y 02-2024. La primera orden planteó la suspensión de la veda sobre los pinos, mientras que la segunda canceló la prohibición de la explotación de los cedros reales y pochote.
El régimen, en 2022, modificó por primera vez las restricciones del artículo 1 de la Ley No. 585, Ley de Veda para el Corte, Aprovechamiento y Comercialización del Recurso Forestal. En los decretos No. 01-2022 y No. 02-2022, la dictadura suspendió en todo el territorio nicaragüense la protección de estas especies por dos años. En el caso de los pinos, esta cancelación incluyó hasta las áreas protegidas.
En el decreto se declara que el levantamiento de las prohibiciones por dicho periodo de tiempo permitió el «aprovechamiento sostenible de los bosques sin afectar a sus poblaciones», como también «garantizó una menor vulnerabilidad ante las plagas y enfermedades». «Además, permitió mejorar la producción de bienes y de servicios al obtener resultados técnicos y económicos satisfactorios», agregó.
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De acuerdo con los decretos publicados en La Gaceta, la suspensión de la veda de los pinos serán de un periodo «indefinido» y en todo el terreno nicaragüense, incluyendo áreas protegidas. Por otro lado, la cancelación de la protección de los cedros reales y pochote será solamente por un año y no podrán ser explotados los terrenos protegidos.
El presidente Fundación del Rio, Amaru Ruiz, expuso a Artículo 66 que «el régimen busca mantener la explotación de recursos forestales en el país, sin importar si es en áreas protegidas que, teóricamente, deberían de ser sitios de conservación del bosque». «Lamentablemente, el país fue puesto al servicio de la explotación irracional de estos recursos», expresó.
El ambientalista expresó que las consecuencias de estos decretos ya se han manifestado en los aumentos de la deforestación que sufre el país. Ruiz explicó que «Nicaragua es uno de los países que tiene una de las tasas de desforestación más altas en la región, la cual ronda entre 140 a 170 mil hectáreas de tala masiva de árboles de manera anual». «La explotación de los bosques ha sido, mayormente, en las principales áreas protegidas como la cordillera de Jalapa por la tala de pinos», agregó.
Ruiz criticó que «el régimen menciona que existen estudios técnicos que analizaron la viabilidad de la explotación forestal; sin embargo, no hay ningún estudio público que demuestre que Nicaragua tenga los suficientes recursos forestales para explotarlos, menos en áreas protegidas como el caso de los pinos».
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El ambientalista pronosticó que «en 2024, habrá una tendencia similar a los años pasados, es decir, continuará el deterioro de los recursos naturales en el país» y destacó que «dentro de poco iniciará verano, lo que implica quemas agrícolas o incendios forestales». Además, mencionó que seguirán los procesos de invasión de territorios.
Por último, Ruíz declaró que «el régimen no ha implementado un cambio en las políticas sobre las áreas protegidas», por lo que seguirá la misma tendencia de explotación, lo que pronostica un «mayor deterioro en nuestros ecosistemas, en nuestros bosques y, en general, al ambiente de Nicaragua».
Nicaragua, uno de los países con mayor deforestación
La revista ambientalista Medio Ambiente en Acción, de la Fundación «Hacer Futuro», retoma información de la base de datos del Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que detalla el estado de los boques a nivel mundial.
Para la FAO, la deforestación sigue marcando niveles de preocupación, pues la superficie boscosa mundial «ha mermado un 3 % (unos 130 millones de hectáreas) en los últimos 25 años». Nicaragua no escapa a esa tendencia negativa, pues aparece en la lista de los 10 países «menos verdes» a nivel mundial.
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Por lo tanto, en su publicación de mayo de 2023, la revista colocó a Nicaragua como uno de los 10 países del mundo que ha perdido una gran parte de su superficie boscosa y no hace esfuerzos para resarcir el daño.
Amaru Ruiz perdió su nacionalidad nicaragüense por denunciar los crímenes del régimen orteguista, como la explotación de recursos naturales y los abusos en contra de grupos indígenas. Su organización, Fundación del Rio, opera desde el exterior, ya que en Nicaragua perdió su personalidad jurídica por orden de la tiranía sandinista.