Monseñor Pablo Villafranca, del grupo de 19 religiosos desterrados a Roma por la dictadura de Nicaragua, habría sufrido un infarto durante el vuelo que lo obligó a quedarse en Caracas, Venezuela, revelaron opositores en redes sociales.
El periodista Miguel Mendoza informó que el grupo de sacerdotes viajó en un vuelo de la aerolínea CONVIASA, del régimen de Nicolás Maduro, aliado de Daniel Ortega, e hicieron una escala en la capital venezolana, donde fue dejado el sacerdote por su delicado estado de salud.
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Esa información, que el sacerdote quedó en el país suramericano, fue confirmada por el portal Vatican News, de la Santa Sede, cuando anunció que 18 religiosos fueron recibidos en Roma y que uno, sin detallar quién era y porqué, se había quedado en Caracas.
Sobre la negociación entre la Santa Sede y el régimen, el canciller del Vaticano, arzobispo Paul Gallagher, afirmó que «es claro que negociar cosas como la salida de estos sacerdotes de Nicaragua no fue fácil».
«Dictadura de Nicaragua casi añade a su lista de presos asesinados a un sacerdote. El padre Villafranca se salvó de milagro. Tuvo mejor suerte que Hugo Torres, Eddy Montes o Modesto Solís (excarcelados políticos que murieron en la cárcel o producto de su privación de libertad arbitraria). El asesinato inducido de presos políticos es una vieja practica en Cuba y Venezuela», escribió el periodista y exembajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields.
El cronista deportivo y desterrado policial, Miguel Mendoza, escribió: «Al padre Villafranca le dio un infarto en el vuelo del destierro de Nicaragua hacia Venezuela. Ya en Venezuela el piloto se negó a llevarlo a Roma porque podía morir. Se quedó en ese país, mientras los otros sacerdotes salieron a Roma».
«Villafranca fue atendido dentro de la embajada nicaragüense en Venezuela porque en los hospitales no tenían garantías. Hubo mucho temor por la salud del padre. La dictadura estaba pasando apuros porque si se moría sería su responsabilidad», añadió.
Según Mendoza, el padre Villafranca se recuperó y «ya pudo hacer el viaje a Roma». «¿Se imaginan la tensión que vivieron los sacerdotes en ese avión?», cuestionó el cronista deportivo.
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El 26 de diciembre de 2023 se reportó el secuestro de monseñor Pablo Villafranca, canciller de la Curia Arzobispal de Managua y párroco de la iglesia «Nuestro Señor de Veracruz», de Nindirí.
El religioso estuvo involucrado en los intentos de diálogos ocurridos en 2018. Fue miembro de coordinación de la «mesa de trabajo» entre oposición y representantes del gobierno orteguista organizada por la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN). El 14 de enero salió junto con 18 religiosos más en un vuelo en calidad de desterrado a Roma.