La historia de Nicaragua se vio marcada este año por la persecución del régimen contra la iglesia católica, la saña de la pareja dictatorial contra el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez y la persecución contra Sheynnis Palacios, Miss Nicaragua, la joven pinolera que se coronó Miss Universo 2023. Álvarez y Palacios fueron dos personajes que acapararon las páginas de medios de comunicación en todo el mundo, y con ello se convirtieron en los personajes nicaragüenses del año.
¡Histórico! Por primera vez en los 72 años de Miss Universo una nicaragüense se alzó con la corona de la mujer más bella del mundo. Sheynnis Palacios se hizo con el título más importante de los certámenes de belleza. El nombre de Nicaragua volvió al foco mundial.
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Su nombre empezó a sonar en los programas de televisión, los diarios internacionales resaltaron la coronación, en Nicaragua la población se desbordó en las calles y sin miedo ondearon nuevamente la bandera azul y blanco de la patria. Las vuvuzelas regresaron a las calles. Era una sensación de fiesta, cómo que si tal, Nicaragua hubiera ganado un mundial de fútbol.
La algarabía ciudadana
El régimen se vio pequeño ante la algarabía de la ciudadanía que celebró la victoria de Sheynnis Palacios, una muchacha de origen humilde que vendía buñuelos y nacatamales; que dio un episodio de alegría al sufrido y oprimido pueblo de Nicaragua que padece una de las dictaduras más violentas de Latinoamérica.
Palacios no ha podido festejar su coronación en Nicaragua, Rosario Murillo emprendió una serie de amenazas y ofensas contra quienes celebraron el hito histórico; demostrando su paranoia y acusó que todo es parte de «un plan golpista destructivo».
En su plan para acabar con el jolgorio popular por la corona, el régimen emprendió una cacería contra la organización Miss Nicaragua, su directora Karen Celebertti y familia; encarceló al esposo e hijo de la dueña de la franquicia, los acusó de delitos de traición a la patria y declaró a Celebertti prófuga de la justicia.
La dictadura negó el ingreso de la propietaria de Miss Nicaragua al país después de acompañar a Sheynnis Palacios en México en el primer acto público de la organización. Celebertti regresaba con su hija a Managua, en el aeropuerto las mantuvieron por varias horas y posteriormente fueron expulsadas al país azteca.
La persecución contra la organización Miss Nicaragua, el exilio forzado contra su propietaria, la negativa de que Sheynnis Palacios celebre con el pueblo su victoria y la acusación judicial, obligó a Celebertti a renunciar a la franquicia y dejar al país fuera de la competencia mundial en los próximos años y hasta nuevo aviso.
Reina del pueblo
Sheynnis Palacios es de orígenes humildes, una mujer que se ha convertido en inspiración para una nueva generación de jovenes. Una monarca de la belleza universal que forjó su camino con esfuerzo, una reina del pueblo que develó un haz de luz al pueblo de Nicaragua que es aplastado por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Palacios es licenciada en comunicación social por la Universidad Centroamericana (UCA), casa de estudios confiscada por la dictadura sandinista y que ha sido convertida en otro centro de adoctrinamiento político.
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Sumarse a las protestas sociales le ha valido el descrédito de los propagandistas del régimen, han usado sus programas de televisión y redes sociales para atacar a Palacios en su camino al Miss Universo. Ella nunca contestó las ofensas y solo se enfocó en prepararse para ganar la corona y traer esperanzas al pueblo.
Sheynnis Palacios sacó su bandera de Nicaragua en 2018 y se unió a las manifestaciones sociales de la ciudadanía que exigía la salida de los Ortega Murillo que se han enquistado en la Presidencia. Ella, al igual que otras reinas de belleza, apoyó la revuelta cívica en las calles. Palacios sufre un destierro no oficial como otras mises nacionales.
Más de siete décadas han pasado para que Nicaragua tuviera su primera Miss Universo. Cuando Nicaragua logró la corona, el régimen dictatorial impide a la reina del pueblo celebrarlo con su gente, la misma que abarrotó el Aeropuerto Internacional de Managua para despedirla y que se tomó las calles para celebrar la primera reina universal de la sufrida nación del centro de América.
El pastor con olor a ovejas
Cada domingo su voz profética resonaba en el altar de la Catedral San Pedro, sede de la Diócesis de Matagalpa. Sus mensajes expresaban el descontento popular y exponían las atrocidades del régimen contra el pueblo y la Iglesia. No se callaba nada y su celebre frase «respete la patria» inundó las redes sociales.
Su voz era de las más críticas contra el régimen Ortega Murillo, un binomio dictatorial que domina con mano de hierro Nicaragua. Este pastor con olor a ovejas es monseñor Rolando José Álvarez Lagos, obispo de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí.
Desde el 19 de agosto de 2022 la dictadura ha negado a la feligresía los mensajes de su pastor, las visitas que organizaba el obispo a las comunidades alejadas, calló la voz del profeta sometiéndolo a un martirio en la cárcel.
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El nueve febrero de 2023 el régimen lo intentó enviar al destierro en Estados Unidos, pero el obispo se negó a vivir un segundo exilio como lo hizo en Guatemala en la primera dictadura sandinista, cuando se resistió al Servicio Militar Patriótico impuesto por Daniel Ortega.
En un juicio sumario, tras decidir que se quedaba en Nicaragua, la justicia orteguista lo declaró culpable por los supuestos delitos de «traición a la patria» y lo condenó a 26 años y cuatro meses de cárcel, le arrebató su nacionalidad y lo despojó de sus derechos civiles y políticos de por vida.
En las fotografías y videos divulgados por los medios de propaganda de la dictadura se aprecia que el obispo está delgado, tiene ojeras muy marcadas, el tono de su piel está amarillenta y el rostro se le nota demacrado.
El 17 de diciembre de 2023 el purpurado cumplió 500 días desde que fue encarcelado por la dictadura. Durante este tiempo solo dos de sus hermanos han tenido acceso a visitarlo. Cada oportunidad es aprovechada por el régimen para montar un «escenario» e intentar mostrar que el prelado está en «buenas condiciones carcelarias», pero las imágenes del obispo dicen lo contrario.
La última vez que el pueblo nicaragüense vio a monseñor Álvarez fue el pasado 28 de noviembre, cuando la dictadura cedió ante la presión internacional y decidió mostrar al líder religioso en su supuesta «celda preferencial».
Según las fotos y las fechas que dice el régimen, el jerarca católico fue visitado el 25 de marzo. Después de esa ocasión, la pareja gobernante asegura que monseñor Álvarez fue visitado en tres fechas distintas: El 13 de mayo, el 28 de julio y el 31 de agosto de 2023.
Reconocen su misión pastoral
En abril de 2023 la vida religiosa de la Iglesia católica española otorgó a monseñor Rolando Álvarez el premio «CARISMA» en la categoría «Misión y Cooperación» por el compromiso del religioso con la lucha por la libertad del pueblo de Nicaragua.
El 26 de octubre el prelado recibió el Premio ODCA de Derechos Humanos de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) en reconocimiento a su defensa por los derechos humanos en Nicaragua y por contribuir con la paz y la justicia del país.
El 13 de diciembre el purpurado fue postulado al Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2023 otorgado por el Parlamento Europeo. Este galardón se concede anualmente desde 1988 a personas y organizaciones que defienden los derechos humanos y las libertades fundamentales.
En noviembre la Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo (Cid Gallup), de Costa Rica, reveló que el 48% de los nicaragüenses considera al obispo Rolando Álvarez como una de las personalidades más populares del país. Es el único pinolero que aparece en el ranking y está entre los diez personajes más destacados de América Latina.
Monseñor Rolando Álvarez era el único obispo preso bajo la dictadura de Ortega y Murillo, pero el régimen emprendió una cacería de religiosos que piden en sus oraciones por el alto jerarca católico.
En los últimos días de 2023 se ha conocido el secuestro de unos seis sacerdotes, incluido el obispo de la Diócesis de Siuna, monseñor Isidoro Mora Ortega, quien expresó públicamente que los miembros de la Conferencia Episcopal oran por su hermano en prisión.
El religioso ha sido sometido al martirio en prisión, el rostro del obispo de Matagalpa es la cara visible de la persecución estatal contra la Iglesia católica. El purpurado ha desafiado a la pareja dictatorial conformada por Daniel Ortega y Rosario Murillo. Resistirse al destierro le ha valido los ataques furibundos del régimen.