El Subcomité de Salud y Derechos Humanos Globales de la Cámara de Representantes de Asuntos Exteriores, del Congreso de Estados Unidos, realizó este jueves, 30 de noviembre, una reunión para discutir la situación sociopolítica de Nicaragua. Los participantes de la Audiencia hicieron énfasis en el caso del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez Lagos, quien, después de ocho meses, fue exhibido por los medios oficialistas en un «montaje» para dar actualizaciones sobre su encarcelamiento en el Sistema Penitenciario Nacional.
El presidente de la organización y político estadounidense, Christopher Smith, abrió la reunión con un comentario sobre la valentía y la resistencia del líder religioso, quien permanece en detención arbitraria desde hace un año. «Para el mundo, el obispo Álvarez es un hombre inocente que está pasando por un sufrimiento indescriptible». El funcionario también exigió al dictador Daniel Ortega que «lo libere de prisión», ya que el obispo Álvarez «merece ser respetado, admirado y libre, no perseguido ni encarcelado».
Smith también habló del vídeo de monseñor Álvarez divulgado por las plataformas orteguistas este martes, 28 de noviembre. «El vídeo nos generó serias dudas y preocupaciones sobre su bienestar. Ha perdido peso. ¿Está enfermo? ¿Se le proporciona una nutrición adecuada y atención médica básica? No tenemos idea de lo que sucede en su día a día».
Los tres testigos
Para conocer directamente las dificultades que enfrenta una persona que cuestiona al régimen y ejerce su derecho a expresarse libremente, luego de la intervención del político estadounidense, tres nicaragüenses brindaron en la audiencia sus testimonios. Dos de los testigos fueron identificadas como personas allegadas a la Iglesia Católica, mientras que la otra fue identificada como la madre de un joven opositor.
La primera persona relató su historia y opinó «que el problema que tenemos en Nicaragua comenzó con la Carta Pastoral, presentada a los dictadores el 21 de mayo de 2014, en la que los obispos abordaron problemáticas de índole social, político y económico del país con el objetivo de que estos aspectos fueran tomados en cuenta por el gobierno para un mejor futuro de los ciudadanos». Sin embargo, el régimen orteguista hizo caso omiso a las observaciones de los religiosos.
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El testigo mencionó que fue arrestado por la Policía Nacional, controlada por la pareja en el poder, y denunció ante el Congreso que «no siguieron los procedimientos adecuados». «No me mostraron una orden judicial. No hubo investigación previa, todo fue arbitrario. Incluso fui detenido en la calle por dos policías, y otros seis agentes de seguridad, que me acompañaron hasta la unidad».
La víctima denunció que luego fue trasladado a la cárcel El Chipote, donde lo «interrogaron y acusaron de dar discursos de odio y organizar un levantamiento contra Ortega. Me dijeron que estaba siguiendo órdenes de monseñor Rolando y me preguntaron cuánto dinero recibió el obispo Rolando del gobierno de Estados Unidos y de la Unión Europea».
El segundo testigo también compartió que fue capturado por la Policía y que, de igual manera, le preguntaron si el líder religioso había sido financiado por las entidades gubernamentales norteamericanas. «A las tres de la mañana, un grupo de antimotines entró violentamente al edificio de la Curia Arzobispal y sin presentarnos alguna orden de arresto, nos sacaron. Adentro estaban cinco sacerdotes, el obispo de Matagalpa, un diácono, dos seminaristas y un laico, que llevaban 15 días encerrados porque en agosto la Policía nos encerró en ese edificio».
Contó que fue trasladado a la prisión conocida como «El Nuevo Chipote». «Nos desnudaron y nos obligaron a llevar uniformes de prisión. Ese mismo día comenzaron con más de 30 interrogatorios que podían ser a cualquier hora del día, incluso en las primeras horas de la mañana. Me chantajearon y amenazaron con la vida de mis familiares porque querían que declarara que el obispo era miembro de una organización que buscaba promover un golpe de estado contra Daniel Ortega».
El testigo contó que en otros interrogatorios le preguntaron sobre las homilías que el obispo había predicado en ciertas eucaristías y en las que, según la dictadura, «estaba incitando a la gente a levantarse para protestar contra el gobierno. Las transcripciones de las homilías estaban en las redes sociales y monseñor Álvarez simplemente ejerció su libertad de expresión y abogó por la defensa de los derechos humanos de los nicaragüenses».
«Está claro que esto es manipulado por el mismo gobierno, que no le gusta escuchar la verdad y la voz de la Iglesia católica. A partir de esa fecha, se inició una abierta persecución a instituciones católicas y confiscaciones a las universidades, como el más reciente robo a la Universidad Centroamericana (UCA), que afectó a la autonomía y la libertad académica en el país», declaró el testigo.
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«La dictadura secuestró a mi hijo»
La tercera testigo fue una madre de un joven que protestó en el auge de las revueltas cívicas de 2018. «Uno de mis hijos y otros jóvenes se dispusieron a ayudar a los heridos. Mi hijo no pudo refugiarse en la Catedral de la iglesia católica y fue ahí donde lo secuestraron a él y a varios muchachos más».
«El mismo día de su secuestro, mi hijo fue trasladado al penal de torturas El Chipote. Las madres permanecíamos afuera del Penal día y noche, acompañadas de varios sacerdotes. No sabíamos si nuestros hijos estaban vivos o muertos, y no fue hasta que llegó el obispo Rolando José Álvarez al Chipote y preguntó por los jóvenes secuestrados que yo me enteré que mi hijo aún estaba vivo», relató.
La mujer señaló que «monseñor Álvarez, junto a todo el clero de la Diócesis de Matagalpa celebraron una misa en las afueras del Chipote por la libertad de los secuestrados y por la de Nicaragua, mientras la dictadura abría juicios a los secuestrados y los trasladaban a La Modelo». Mencionó que la iglesia «hizo arreglos» para que visitaran a los presos políticos en una habitación compartida. «Había muchas rejas de hierro oxidadas, la estructura de la celda era deplorable y estaba muy sucia. Ahí vi a mi hijo torturado, tenía todo el cuerpo golpeado y con picaduras de insectos».
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«Justo al lado de nosotros había unos jóvenes de aproximadamente 15 y 16 años. Se podía ver la tortura a la que habían sido sometidos. Recuerdo que uno de ellos se levantó sus pantalones y mostró su pantorrilla, que había sido quemada con ácido y no podía doblar los dedos de sus manos debido a las torturas», denunció la madre de familia.
«En 2018 sufrí un ataque directo contra mi integridad física. Recibí una llamada informándome que había una orden de aprehensión en mi contra y por eso tenía que salir de mi país», contó la testigo y denunció que todo el acompañamiento de la iglesia hacia el pueblo de Nicaragua, ha provocado que las instituciones religiosas y sus miembros sean perseguidos por el gobierno.
Como una medida para proteger las identidades de los testigos, durante toda la audiencia estuvieron completamente ocultos por un mural. El público no vio sus caras ni escuchó sus voces, ya que un traductor se encargaba de transmitir en inglés cada uno de los testimonios. Cabe destacar que después de sus intervenciones, los tres agradecieron la oportunidad de ser escuchados y dijeron confiar que lo relatado contribuya para la liberación de monseñor Álvarez.
Acciones adicionales de EE.UU.
La directora regional para los proyectos de Latinoamérica y el Caribe del National Democratic Institute (Instituto Nacional Demócrata, NDI por sus siglas en inglés) Deborah Ullmer también fungió como testigo y aprovechó su intervención para expresar su agradecimiento por la valentía de las tres personas que testificaron. Destacó «que están protegidos de la visión pública, aquí en los emblemáticos Estados Unidos, debido a la represión del gobierno, y sus otras acciones represivas como: la separación y la detención arbitraria de la ciudadanía; y las confiscaciones ilegales de bienes a cientos de nicaragüenses críticos».
La funcionaria destacó que «Nicaragua se vuelve cada vez más totalitaria conforme profundiza los vínculos con China y Rusia». Ullmer denunció que Nicaragua «sirve como base política y militar para estas influencias iliberales en Centroamérica. De hecho, el régimen de Ortega-Murillo ha tenido éxito en abogar por que China y Rusia sirvan como observadores en organismos regionales, incluido el Parlamento Centroamericano y el Sistema de Integración Centroamericano (SICA)».
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Ante esto, Ullmer declaró que la Cámara Representante de Asuntos Exteriores podría tomar algunas acciones adicionales en contra de los actos represivos que la dictadura de Ortega impone sobre Nicaragua. «A pesar de la reciente retirada formal de Nicaragua de la Organización de Estados Americanos (OEA), el país y el gobierno siguen sujetos a obligaciones en materia de derechos humanos en virtud de convenciones internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos de la que Nicaragua es signataria».
«Estados Unidos debería trabajar con las democracias en Nicaragua para avanzar en el diálogo regional de alto nivel hacia una transición democrática. Estados Unidos debe trabajar con Canadá, la Unión Europea y otros aliados para garantizar una respuesta coordinada, consistente y holística a la crisis, incluidas sanciones que prioricen los derechos humanos en consulta con la sociedad civil nicaragüense», remarcó la presidenta del NDI.
El esposo de Ullmer fue una de las 94 personas que el régimen de los Ortega-Murillo desterró y desnacionalizó en febrero de este año, acusados de «traidores a la patria». Según declaraciones de la funcionaria, recientemente la policía orteguista confiscó su residencia nicaragüense la semana pasada.
La dictadura no será para siempre
En una de las intervenciones, la congresista por el Estado de La Florida María Elvira Salazar alzó su voz y se pronunció con respecto al encarcelamiento del obispo matagalpino: «Es inconcebible que el régimen de Ortega se atreva a meterse con la iglesia católica, algo que ni siquiera el tirano de Somoza hizo. Incluso tiene preso a uno de los miembros de la iglesia católica más importantes desde hace un año, y mi pregunta es: ¿Cómo Ortega sabe que puede hacerle eso a alguien tan importante y que tiene el doble de popularidad que el gobierno orteguista?»
«En nombre del Comité del Hemisferio Occidental y el de los derechos humanos, le hablamos claramente a la comunidad internacional y especialmente al régimen de Ortega. No vamos a descansar mientras estemos en esta posición y no vamos a olvidarnos de que son dos dictadores desalmados, que se han robado un país que fue ‘el granero de Centroamérica’ y tuvo democracia gracias a Violeta Chamorro. Ahora pueden estar nuevamente en el poder, pero no va a ser para siempre y nosotros estamos comprometidos de que eso sea así», declaró Salazar.