Opositores al régimen de Nicaragua rechazaron el reciente comunicado de la administración de Daniel Ortega y Rosario Murillo, en el que se solidarizó con Palestina y lo situó como víctima, luego que el sábado, siete de octubre, el movimiento islamista Hamás realizó un ataque sorpresa en contra de Israel, dejando al menos, en ese día, más de 300 asesinados.
Arturo McFields, exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), señaló que «la dictadura de Daniel Ortega sigue del lado equivocado de la historia, defendiendo a terroristas que matan niños y secuestran mujeres».
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«Yo estoy con Israel y pido la paz para este pueblo que ya ha sufrido demasiado. #Nicaragua #Shalom Dios bendiga a Israel», agregó el opositor, a través de su cuenta en la red social X.
A la vez señaló que tras los enfrentamientos, la dictadura nicaragüense podría romper relaciones con el Gobierno israelí, recordando que Ortega ya ha roto relaciones con ese país, al menos en dos ocasiones, primero en 1982 y luego en 2010.
«Siempre —Daniel Ortega— ha respaldado a grupos terroristas y criminales a nivel mundial. No sorprendería que vuelvan a repetir la historia», remarcó el exembajador.
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Por su parte, el exreo y desterrado político Félix Maradiaga refirió que el comunicado «hipócrita de la dictadura de los Ortega-Murillo, lo que realmente esconde detrás es un íntimo vínculo de esa dictadura con el estado islámico de Irán, que está detrás de los atentados terroristas contra la población civil de Israel».
Subrayó que desde décadas existen vínculos históricos entre el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) con el terrorismo «y un profundo sentimiento anti-Israel».
«Toda declaración ambigua, lejos de ser positiva debe ser tomada como lo que es, una doble moral (…) y recordemos que antes de 1979, existía en Nicaragua una pequeña pero muy activa comunidad judía de aproximadamente unas 250 familias, pero durante la revolución sandinista fueron expulsadas del país y además sus bienes, incluyendo la sinagoga, en Managua, fue cerrada y expropiada», remarcó Maradiaga.
Mientras que el exaspirante presidencial Juan Sebastián Chamorro resaltó que las imágenes de los ataques terroristas de Hamás al pueblo de Israel «nos debe recordar hasta donde lleva el fanatismo y la barbarie» y que «el asesinato atroz de civiles está siendo condenado por el mundo entero, excepto por algunos criminales gobiernos que justifican estas acciones».
En entrevista con Artículo 66, Chamorro dijo que «un estado terrorista como el de Daniel Ortega está defendiendo a un grupo terrorista como es Hamás, que no es una lucha del pueblo palestino, sino un acto de barbarie, un secuestro de civiles que son utilizados como escudos humanos (…) Esto es inaceptable y es una vergüenza que Ortega, siempre al servicio de sus amos los rusos que apoyan a terroristas, no puede quedarse callado».
Este año la violencia vinculada al conflicto palestino-israelí se ha intensificado y antes del sábado se había cobrado la vida de al menos 247 palestinos, 33 israelíes, un ucraniano y un italiano, según un recuento de la AFP elaborado a partir de fuentes oficiales.
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En el comunicado, «el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, y el pueblo de Nicaragua, con toda responsabilidad y conocimiento de causa, condenamos enérgicamente el agravamiento del terrible conflicto israelí-palestino que genera cada vez más víctimas y dolor entre tantas familias inocentes, y que agrava la situación, ya suficientemente violenta, de la región y del mundo», señaló el régimen orteguista, sin condenar el ataque armado de Hamás.
A como ha sucedido con los países de oriente, con los que el Gobierno de Daniel Ortega tiene buenas relaciones, la administración orteguista puso como víctima a Palestina. «El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (…) siempre solidarios con la causa palestina, siempre fraternos, siempre cercanos al condenar la barbarie desatada nuevamente entre dos pueblos hermanos, desde nuestras propias experiencias de guerras impuestas, llamamos al mundo a la reflexión y a la acción respetuosa, de los valores, la cultura y las formas de vida familiar y comunitaria», refirió.