El psicólogo y exreo político Róger Alfredo Martínez cumplió cinco años de estar en calidad de solicitante de refugiado en Costa Rica; a como lo explica en una publicación que el opositor compartió a través de la red social X, el viaje al país vecino del sur que pretendía ser para descansar se convirtió en un no retorno debido a las agresiones que sufrió en la frontera por las autoridades nicaragüenses.
«(..) el plan era usar los 90 días de la visa de turista para darme la oportunidad de trabajar la huella que dejó la experiencia de tortura y encarcelamiento injusto como preso político de la dictadura sandinista en mi patria, pero el haber sido retenido, robado y amenazado en la frontera por los guardias me hizo considerar el quedarme un poco más y los meses se han hecho años» narró el exsecuestrado político.
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Detalla que el 16 de septiembre llegó a Costa Rica con unas cuantas mudas de ropas, una laptop «donde, como parte de ese proceso de liberación del trauma, escribiría todo lo que personalmente viví como ciudadano autoconvocado a manos de la dictadura y sobre todo traía ganas de volver (a) alzar mi voz».
Duro inicio del exilio forzado
El licenciado en psicología, con especialidad clínica, subraya que durante el primer año de estar refugiado durmió en el suelo, «bajo el techo solidario de un familiar que le dio un espacio donde estar.
«Un corazón bondadoso me dio la mano mientras estuve sin trabajo, viví en una zona rural rodeada de montañas donde pude dormir y descansar del asedio, la persecución y las pesadillas. Por las noches una sábana de neblina nos cubría y por la mañana parecía había llovido copiosamente, pero era solo el rocío abundante de la zona», cuenta Martínez.
En la libertad de Costa Rica, cuenta Róger, pudo completar un libro contando su experiencia «y aunque parece un simple relato, es en realidad una catarsis, aunque ya no estaba en la celda aún necesitaba salir de la cárcel mental y aunque los libros se escriben desde el intelecto, yo pude ser finalmente libre porque mi libro lo escribí desde el dolor».
Hora de trabajar para poder sobrevivir
Una vez que el opositor de 40 años obtuvo el permiso laboral en el país vecino, se dedicó a trabajar «y en cuatro años de mucho esfuerzo, horas extras, trabajar en días feriados, tener un empleo y un trabajo, vender libros y recuperar mi práctica profesional a través de los medios digitales, enfoque e inversiones en equipos tecnológicos, he podido ponerme en pie y tener seguridad material», indica.
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Agregó aliviado que ahora duerme en una cama con varios colchones, «ya puedo irme de vacaciones al mar o a la montaña, ya uso mis propios medios de transporte, pero, sobre todo, ya recuperé mi goce vital, ya soy yo y mejor».
«Ha sido una jornada de muchas emociones, momentos de incertidumbre, de soledad, de abandono por quienes no creyeron que podría lograrlo, de reproches por “haberme metido en esto”, de no poder estar junto a mis hijos, de no poder tener lo que quisiera y a veces a quienes quisiera, pero ha sido una jornada de gran crecimiento, ya nada ni nadie te falta cuando te tenes a vos mismo, es cierto, aun no estoy a como quisiera, pero estoy mejor de lo que los que me desean mal quisieran», manifestó el psicólogo.
A cinco años de estar en el país tico, Róger Martínez cuenta que aún hay mucho camino que recorrer, pero con la seguridad que está listo a seguir. «Ya no hay temor a lo incierto, ahora temo más a la zona de confort porque cuando nos acomodamos nada crece, las grandes oportunidades se pierden, debemos seguir y creer en nosotros, creer en Dios que jamás te da problemas sin herramientas para resolverlos, te toca a vos abrir los ojos y tener la valentía para usarlas, nadie puede hacerlo por vos».
En cuanto a la pregunta de que si existe rencor contraq la dictadura de Ortega por todo «el calvario» que le hizo pasar y las acusaciones en su contra por supuesto terrorismo, el exiliado nicaragüense dijo con firmeza a Artículo 66 que «odio o rencor no existe, lo que existe es el deseo de justicia para que mi experiencia no se repita con mis hijos o nietos y ningún otro nicaragüense».