Rusia cumplió este jueves la promesa de Estados Unidos de suministrar a Ucrania municiones de uranio empobrecido, capaces de perforar blindajes pero controvertidas por los riesgos tóxicos que implican para los militares y la población.
Su uso en el pasado “provocó un aumento desenfrenado” de los cánceres, por lo que se trata de una “muy mala noticia” cuya “responsabilidad recaerá en Estados Unidos”, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
En visita a Kiev el miércoles, el secretario del Estado estadounidense, Antony Blinken, prometió una nueva ayuda de 1.000 millones de dólares a Ucrania.
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En Washington, el Pentágono indicó en paralelo que suministrará a Ucrania municiones de uranio empobrecido, destinadas a los tanques estadounidenses Abrams prometidos en Kiev.
Esta ayuda incluye también 5,4 millones de dólares en activos congelados, pertenecientes a oligarcas rusos, que Estados Unidos pretende entregar a Ucrania para apoyar la reintegración y rehabilitación de sus veteranos.
“Nos lo tomamos de forma muy negativa”, añadió Peskov, subrayando que Rusia considera “ilegítima” cualquier incautación de activos rusos, “sean públicos o privados”.
Peskov afirmó que ello conduciría “de una forma u otra a un proceso judicial”.
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