El cuerpo de Neffy Cortez Jiménez, originario del municipio de Niquinohomo, Masaya, fue sepultado la tarde del viernes, 25 de agosto. El joven falleció el 13 de ese mismo mes, en Nueva Jersey, Estados Unidos, a causa de un infarto. Su familia, en diez día, logró repatriar sus restos.
Fuentes informaron a Artículo 66 que el cuerpo de Cortez, de 32 años, arribó a Nicaragua el viernes, 23 de este mes, y que por dos días fue velado en casa de su esposa.
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Familiares y amigos del migrante le realizaron una misa de cuerpo presente en la parroquia Santa Ana, en Niquinohomo, presidida por el padre Miguel Toruño, para luego sepultarlo en el cementerio municipal de esa localidad.
Luego de la eucaristía, decenas de amigos de Neffy Cortez, al son de música filarmónica, acompañaron el féretro hasta su última morada. «Era una persona que le gustaba el futbol, nos apoyó muchísimo, pero recibió el llamado de Dios y aquí estamos dándole el último adiós», expresó un joven identificado como Robert, amigo del fallecido.
Según Renata García, esposa de Jiménez, la tragedia ocurrió mientras conversaban a través de una videollamada el pasado fin de semana. «Estábamos conversando, como de costumbre, me preguntaba de la niña y yo le decía que estaba muy bien, y me alegraba que estuviera trabajando, pero de repente mi madre y yo vimos que se desvaneció frente al lente de la cámara».
Agregó que al momento pensó que era una broma, sin embargo recibió una llamada de los amigos de su esposo, donde le informaban que había fallecido de un infarto. «Esa noticia destrozó mi vida y mis sueños», dijo desconsolada García.
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En diciembre del 2022, Cortez Jiménez decidió abandonar su trabajo como conductor de mototaxi para viajar de forma irregular a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades económicas para garantizar un mejor futuro a su familia.
A finales de ese mes cruzó la frontera de México. Se estableció en Nueva Jersey, donde una familia, originaria de Niquinohomo, le ayudó a conseguir empleo en construcción. El niquinohomeño dejó a tres hijos en la orfandad. Su tercer hija tiene tres años y medio.
Este nicaragüense se suma a lista de decenas de ciudadanos que han decidido migrar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades, sin embargo han perdido la vida, ya sea por sumersión (ahogados en el río Bravo), asesinado o han perecido por complicaciones de salud.