El cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de la Arquidiócesis de Managua, habló en su homilía de este domingo, 27 de agosto, acerca de la necesidad e importancia de conocer a Jesucristo y también aludió a los líderes terrenales, recordando que esos son temporales.
Basado en el pasaje bíblico, cuando Jesucristo preguntó a sus discípulos que para ellos quién era él, el prelado también hizo la pregunta a la feligresía, que en la actualidad «¿qué piensan las personas, los intelectuales y los que son indiferentes a la religión acerca de Jesús?».
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«Vemos que no hay un conocimiento profundo de la persona de Jesús (…) Hoy en día ¿Cuál será el concepto que tenemos de Jesús después de dos mil años? ¿Cómo sentimos a la persona de Jesús en medio de nosotros?», cuestionó Brenes, desde la Catedral Metropolitana.
Con relación a la situación actual que vive Nicaragua, el arzobispo afirmó que Jesucristo «no es un líder temporal, sino alguien que está vivo, que nos va a acompañar de manera permanente, que es el enviado del Padre y que es el hijo del Dios vivo y por eso dijo que estaría con nosotros hasta el fin del mundo».
Por otra parte, con referencia a los políticos que gobiernan los países, el cardenal señaló que hay muchos líderes en el mundo, sin embargo mencionó que esos «pasan y después se olvidan, pero Cristo está vivo y nos acompaña de manera permanente».
En alusión a la promesas políticas que los diferentes líderes le hacen a los pueblos, el cardenal cuestionó que «¿qué líder social famoso o político podrá darnos el consuelo?, solo Cristo porque está vivo y camina con la Iglesia (…) por eso es hermoso sentir la presencia de Dios».
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«Cristo no es un personaje de la historia, Cristo es la historia viva, permanente y real que nos acompaña día a día», concluyó el sacerdote.
La exhortación del jerarca se da en un contexto donde la Iglesia católica de Nicaragua está siendo atacada, asediada y perseguida por la dictadura de Daniel Ortega, quien ha secuestrado a sus líderes religiosos, desterrando y obligando al exilio a decenas de sacerdotes; además, de acusarla de lavado de dinero.
Pese a la situación que atraviesa la institución religiosa, diferentes líderes han animado al pueblo católico nicaragüense a seguir adelante y confiar que la dictadura orteguista no estará de forma permanente.