Tras la confiscación de facto a la Universidad Centroamericana (UCA), la Universidad de Costa Rica (UCR) expresó su profunda preocupación y denunció que esta acción represiva solo «refleja el temor» de la dictadura de Daniel Ortega «a las voces críticas y al pensamiento independiente y autónomo que ha caracterizado» a la institución jesuita.
«La Universidad de Costa Rica, consciente de la importancia de la educación superior y el libre pensamiento en la construcción de sociedades justas y democráticas, denuncia con vehemencia el cierre de la Universidad Centroamericana (UCA) en Nicaragua por parte de la dictadura de Ortega y Murillo», indicó en un comunicado el recinto costarricense.
«La UCA, universidad jesuita fundada en 1960, ha sido un pilar en el desarrollo educativo, social, económico y cultural de Nicaragua. Concebida con el objetivo de ofrecer una educación superior de calidad, inspirada en valores solidarios y profundamente comprometida con el desarrollo humano, social y ambiental, ha sobrepasado ampliamente ese propósito, convirtiéndose en un referente universitario en Centroamérica», agregó.
Noticia relacionada: Régimen de Nicaragua inaugurará esta tarde la universidad robada a la UCA
En ese sentido, la UCR destacó que la UCA «ha sido siempre una voz crítica y constructiva frente a las diferentes realidades históricas de Nicaragua. Pero esta firmeza y compromiso con la verdad y la justicia no estuvieron exentos de riesgos».
Además, les recordó a los dictadores de Nicaragua que «no deberían olvidar la posición de la UCA en la lucha contra la sombría dictadura somocista, que apoyó valientemente el movimiento popular que anhelaba el cambio social y la democracia».
La mañana del miércoles, 16 de agosto, las autoridades de la UCA hicieron oficial la arremetida del régimen orteguista en su contra, luego que el 15 del mismo mes la jueza Gloria María Saavedra Corrales, del Juzgado Décimo Distrito Penal de Audiencias de Managua, le notificara la incautación de todos sus bienes.
La justicia de Ortega acusa a la entidad académica de ser un «centro de terrorismo» y de esta manera, el régimen «le cobra» a la UCA su involucramiento en las protestas sociales de 2018.
«Recordamos con profundo dolor los atroces actos de violencia y represión que la UCA ha enfrentado. En 2018, en medio de protestas contra el régimen, grupos paramilitares armados de la dictadura atacaron a estudiantes inocentes que buscaban refugio dentro del campus», resaltó la UCR.
Para el campus costarricense, el legado académico de la UCA es indiscutible y su confiscación «es una flagrante violación a la autonomía universitaria y una violación más de los derechos humanos».
Asimismo, la Universidad de Costa Rica instó a la comunidad internacional, a las instituciones de educación superior y a todas las personas defensoras de la libertad y la justicia, «a condenar este acto atroz de represión y a unirse en solidaridad con el pueblo nicaragüense y su derecho a una educación libre, crítica y de calidad. La educación es un derecho inalienable».