La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, informó que la tarde de este viernes, 18 de agosto, las autoridades del Consejo Nacional de Universidades (CNU) estarán inaugurando la Universidad Nacional Casimiro Sotelo Montenegro, en las instalaciones robadas a la Universidad Centroamericana (UCA).
«La presidenta del Consejo Nacional de Universidades (CNU), rectora Ramona Rodríguez, y las nuevas autoridades estarán recibiendo ese centro de estudios para atender en las mejores condiciones posibles a los estudiantes de continuidad educativa y a quienes deseen matricularse», expresó la portavoz del régimen orteguista, a través de sus medios de propaganda.
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A la vez recordó que entre el 22 al 27 de agosto se habilitará el Sistema de Registro Académico para concretar la matrícula respectiva al segundo semestre del año lectivo 2023 y que el próximo 28 de agosto iniciarán las clases en el recinto confiscado a los jesuitas.
También dejó claro que la nueva casa de estudios no será pública, sino que siempre se cobrará a los estudiantes que deseen ingresar. «Las autoridades estarán asegurando (…) la mejor educación al menor costo posible para las familias, para los estudiantes, que estamos seguros van a continuar desarrollando sus propósitos y metas en educación para el futuro de todos», afirmó la vicedictadora.
Luego del zarpazo a la Universidad Centroamericana (UCA), la dictadura de Daniel Ortega aceleró el robo en menos de 48 horas, instalando a las nuevas autoridades académicas, cambiando la fachada de la alma máter para supuestamente «motivar» a los estudiantes a continuar sus estudios universitarios.
La UCA, considerada la más prestigiosa casa de estudios superiores de Nicaragua, fue acusada de terrorismo y de inmediato confiscada por la jueza orteguista Gloria María Saavedra Corrales, del Décimo Juzgado de Distrito Penal de Audiencias de Managua, el pasado 15 de agosto.
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24 horas después, el Consejo Nacional de Universidades (CNU), la instancia utilizada por la dictadura para controlar y reprimir en las universidades decretó la cancelación de la autorización para funcionar a la universidad jesuita y acto seguido creó la Universidad Nacional Casimiro Sotelo, a la que traspasarán todos los bienes robados a la UCA.
La UCA fue fundada en 1960, y desde sus inicios se caracterizó por ser una universidad de alta calidad en la enseñanza superior. Entre sus principales fines estaba el de promover el conocimiento a partir del pensamiento crítico, independiente y creativo, lo que la llevó a estar en el «ojo del huracán» del orteguismo, que primeramente la ahogó quitándole el 6 % constitucional, congelándole las cuentas bancarias, hasta que la confiscó.