Las autoridades orteguistas de la inventada Universidad Nacional Casimiro Sotelo, que operará en los edificios robados a la Universidad Centroamericana (UCA), anunciaron este viernes, 18 de agosto, que reiniciará las actividades académicas del segundo semestre de 2023 el próximo 28 de agosto. Para ello, están llamando a los estudiantes de la UCA a realizar sus matrículas.
El secretario general impuesto, Moisés Ignacio Palacios, informó en un comunicado de prensa que, «en correspondencia con el aseguramiento de la continuidad educativa», convocan a los alumnos, que estaban estudiando en la UCA, para que entre el 22 y 27 de agosto «realicen sus matrículas del segundo semestre del actual año lectivo».
De igual manera, el funcionario comunicó que las clases en la Casimiro Sotelo darán inicio el próximo lunes, 28 de agosto, «por lo que se les hace el llamado a todos los estudiantes a integrarse a los procesos educativos».
En tanto, las actividades académicas y docentes correspondientes a posgrado y cursos libres se reanudarán el próximo 26 de agosto, indica el comunicado.La dirigencia de la nueva universidad orteguista se apresura a convocar a los estudiantes pese a que ha sido público, a través de Artículo 66 y otros medios de comunicación, que muchos estudiantes que hasta el semestre anterior estudiaban en la UCA, han expresado su descontento con la confiscación de su casa de estudios y su convencimiento que la universidad creada por la dictadura será incapaz de mantener el nivel de calidad en la enseñanza superior y por tanto prefieren no continuar estudiando en ese campus.
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«Invitamos cordialmente a todos ‘nuestros estudiantes’ a continuar los procesos de Formación Profesional», insiste, tratando de atraer al mayor número posible de alumnos. No obstante, estudiantes activos de la UCA ahora renombrada Casimiro Sotelo, han expresado que la universidad en la que se matricularon ya no es la misma tras la confiscación. «Será convertida en un cuartel de fanáticos orteguistas y JS», dijeron .
El proceso de robo ejecutado por la dictadura Ortega-Murillo contra la UCA fue expedito y siguiendo un plan preconcebido y calculado cronológicamente y que no duró más de 72 horas.
El martes 15 de agosto, en horas de la tarde, la jueza al servicio de la dictadura Gloria María Saavedra Corrales, del Juzgado Décimo de Distrito Penal de Audiencias de Managua giró un oficio en el que, sin ser competente para ello, acusa a la UCA de ser un «centro de terrorismo» y acto seguido ordena la incautación de todos sus bienes.
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Aproximadamente 24 horas después, el Consejo Nacional de Universidades (CNU) canceló el permiso de funcionamiento del alma máter y en el mismo acto crea la Universidad Nacional Casimiro Sotelo, a la que el régimen le traspasa todos los bienes robados a la universidad jesuita.
Para cerrar el atraco, la dictadura mandó a oficializar a través de La Gaceta la cancelación de la UCA, mandó a izar la bandera roja y negra del partido de gobierno en el recinto y a colocar un busto de Casimiro Sotelo y simultáneamente sustituyó el nombre de la universidad que operó durante más 60 años en el país y fue considerada la de mayor prestigio y calidad a nivel nacional.