El pasado 9 de agosto, el superdiplomático de la dictadura Ortega-Murillo en Oriente Medio y África, Mohamed Farrara Lashtar, presentó sus cartas credenciales, a través de una videoconferencia desde Kuwait, para oficializar su cargo de embajador «extraordinario y plenipotenciario», ante el Reino de Bahréin, uno de los 11 estados en los que representa al régimen familiar Ortega-Murullo.
El superembajador actualmente es el hombre en el que los dictadores Ortega y Murillo han delegado sus relaciones «diplomáticas» con Medio Oriente y algunos países de África. Analistas sostienen que el sobrino del fallecido dictador libio Muammar el Gadafi no es un simple embajador sino un «representante internacional de negocios de la familia Ortega-Murillo» en estos 11 estados. Pero ¿cómo son esos países y qué beneficios podrían representar para Nicaragua? Aquí te los presentamos uno a uno.
Kuwait: País islámico, localizado en el Golfo Pérsico, es una monarquía constitucional donde la familia monárquica es dueña absoluta del poder. Su economía, basada en el petróleo, es la número 58 por volumen de su Producto Interno Bruto (PIB) en el mundo.
Egipto: Localizado al norte de África, en el mar Mediterráneo. Es una República presidencialista que ha experimentado inestabilidad política y fluctuaciones en los niveles de democracia. Ha habido elecciones, pero la participación y la competencia política están restringidas. Su economía es dependiente de la agricultura, principalmente del algodón.
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Reino de Jordania: También es un país islámico. Su economía depende del turismo, por lo que su situación política es relativamente estable. Es una monarquía constitucional. No desarrolla grandes operaciones comerciales de exportación.
República Argelina Democrática y Popular: En el norte de África, es una República presidencialista que enfrenta desafíos de participación política. Las elecciones han sido cuestionadas en términos de transparencia. Limitaciones a la libertad de prensa y expresión. Críticas al estado de derecho. Tampoco es un país de grandes importaciones y exportaciones.
Reino de Arabia Saudita: Localizado en Asia Occidental, en la península arábiga, es un Estado islámico, gobernado por una «monarquía absoluta», es decir, nada ni nadie en ese país está por encima de la «familia real». Su economía está basada en el petróleo. Es considerada una de las economías más grandes del mundo y ocupa el puesto 17 a nivel global. No celebra elecciones democráticas. Es criticado en relación con los derechos humanos, libertad de expresión y los derechos de las mujeres.
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Qatar: Situado a orillas del Golfo Pérsico, es considerado el cuarto país más rico del mundo. Basa su economía en el petróleo. Es una «monarquía tradicional» a la cabeza de la cual está un emir. La monarquía es hereditaria de padres a hijos varones, entre los miembros de la familia Al Thani. Nadie de esa familia puede gobernar ese país.
República Tunecina: Ubicada en África del Norte, a orillas del mar Mediterráneo, es un país industrial manufacturero, principalmente en maquinaria y material eléctrico, de textil y calzado. Es visto en esa región como uno de los países más democráticos, tras la llamada «Primavera Árabe», celebra elecciones con participación política activa. Eso le ha valido cierto desarrollo de su actividad económica.
Emiratos Árabes Unidos: Se ubica en la península de Arabia, a orillas del Golfo Pérsico. Es una federación de siete emiratos. Cada uno de ellos es gobernado por un Emir. Su economía es petrolera, son monarquías absolutas donde tampoco hay elecciones democráticas a nivel federal.
Turquía: Es una República presidencialista que ha sufrido un aumento en la concentración de poder, con graves consecuencias para los grupos de oposición.
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Bahrein: Un estado ubicado en el Golfo Pérsico, compuesto por 33 pequeñas islas que no sobrepasan los 750 kilómetros cuadrados cada una. Su economía se basa en el petróleo y es sede de numerosos bancos y ha desarrollado una gran actividad portuaria.
Brunéi Darussalam: Localizado al norte del Mar del sur de China. Es un pequeño Estado constituido en un sultanato islámico, que igual depende de la producción de petróleo y gas natural.
Ortega «fascinado con el poder absoluto»
Para el politólogo y dirigente opositor Félix Maradiaga, las relaciones diplomáticas que está «estrechando» la dictadura Ortega-Murillo tienen otros intereses. El politólogo señala que la dictadura establece relaciones no con propósito de fortalecer el comercio y la diplomacia «sino para buscar patrocinadores para su régimen y su aparato represivo». Y esa sería una de las razones por las que Ortega mandó a Farrara Lashtar a Medio Oriente y África, a países donde no hay control internacional, donde puede hacer sus negocios personales y encontrar apoyo a su proyecto dictatorial.
Maradiaga advierte que Ortega y Murillo están «fascinados con el modelo político de los sultanatos». Un sistema de gobierno en el que el poder se concentra en las manos de un sultán, lo que implica un «control absoluto y hereditario» sobre el gobierno.
El analista es categórico en señalar que nada bueno se puede esperar de esas relaciones de Ortega con los países en los que lo representa el sobrino de Gadafi que él ha adoptado, pues «los beneficios financieros son escasos».
Por su parte, un exdiplomático nicaragüense que emitió su opinión a condición de anonimato, valora que se debe tener en cuenta que algunos países del golfo tienen cada vez mayor incidencia e influencia en la política internacional y son actores relevantes de la comunidad internacional.
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No obstante, opina que no se puede esperar una relación estrecha con ellos, pues Centroamérica no es una área estratégica ni un mercado de interés para ellos. Asimismo señala que esos países, con tanto dinero producto del petróleo, podrían ser potenciales inversores, pero necesitan garantías de «buena rentabilidad y seguridad a largo plazo, algo que Ortega no puede garantizar».
El exdiplomático adelantó que si Ortega está creyendo que puede «meterles la mano» a esos países petroleros, está lejos de la realidad porque «esos no regalan nada. No se puede esperar nada bueno para la economía nacional».