Centroamérica no ha ganado ni ganará nada en sus relaciones políticas y comerciales con China, obtendrá montones de promesas de las que muy pocas se cumplirán, y de modo parcial. El gigante asiático en realidad lo que busca en la región es aislar a Taiwán y desafiar a EE.UU en su «patio trasero», y de Nicaragua lo que le interesa es el servil apoyo de la dictadura, fuera de eso «no le interesa nada»”, dicen analistas internacionales y nicaragüenses consultados por Artículo 66.
La República Popular China ha impulsado una agresiva gestión para entablar relaciones diplomáticas con los países de Centroamérica, los que deben subordinar esas relaciones al principio de «una sola China», lo que implica el inmediato rompimiento de relaciones diplomáticas con Taiwán, la isla considerada por Pekín como «una provincia rebelde» que ha jurado recuperar en algún momento, bajo el «método que sea necesario», incluyendo el militar.
En esa ofensiva, cayeron ante China, apantallados por promesas de grandes beneficios económicos y comerciales, primero Costa Rica, luego le siguió Panamá, para después sumarse El Salvador, Nicaragua, y más recientemente Honduras. Guatemala podría irse con los chinos, en dependencia de quién gane el actual proceso electoral. Todos bajo la promesa de que con China habría una relación de «ganancia-ganancia», con inversiones, financiamientos a megaproyectos de infraestructura y tratados comerciales de beneficio mutuo. Todo eso es «una mentira», dicen expertos.
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Para el sociólogo nicaragüense Javier Meléndez, director de la organización Expediente Abierto, la agresividad de China al entrar en Centroamérica es, principalmente, por «ampliar el aislamiento a Taiwan». Opina que China «realmente quiere borrar de la faz de la tierra el nombre de Taiwan» como país independiente. En este momento, en América Latina sólo tienen relaciones con Taiwán, Paraguay, Guatemala y Belice, además de cuatro islas-estados del Caribe.
Meléndez sostiene que la relación con china ha dejado nada o muy poco. Por ejemplo, Costa Rica, el país con una economía más importante de Centroamérica, no ha logrado tener grandes beneficios para sus productos, pues actualmente mantiene un déficit comercial de aproximadamente 3 mil millones de dólares. Sus exportaciones hacia la potencia asiática han sido mínimas. Por la misma ruta se mueven Honduras y El Salvador.
En el caso de Nicaragua, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo anunciaron un tratado de Libre Comercio (TLC) con Pekín que arrancaría, supuestamente, en enero del próximo año, pero el experto duda que eso vaya a significar beneficio alguno, tomando en cuenta la débil economía de Nicaragua.
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En tanto, para Catalina Picota, analista del Centro de Investigación Chino Latinoamericano, de la Fundación Andrés Bello, China busca en Centroamérica «posición».
Asegura que a China le gusta la relación con Nicaragua por su «estilo de gobierno, que claramente no es de corte democrático».
Picota considera que para China ha resultado muy fácil relacionarse con el régimen de Ortega porque le sale «barato».
Por su parte, el politólogo y exreo político nicaragüense Félix Maradiaga opina que el interés de China en Centroamérica va más allá de los intereses comerciales y tiene «implicaciones estratégicas».
Considera que la potencia asiática desarrolla en América Latina «un enfoque frontal y agresivo contra Estados Unidos», y tiene un trasfondo geopolítico.
Maradiaga también considera que China trata de aprovechar el antinorteamericanismo de Ortega y su partido, el Frente Sandinista de Liberación nacional (FSLN), para mostrar a EE.UU un «contrapoder», con Ortega como aliado geopolítico, a quien a la vez le ayudaría a consolidar la dictadura.
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Por su parte, el analista independiente, Hernán Alberro, coincide con los otros analistas en cuanto a que el principal objetivo de China en la región es quitar apoyo a Taiwán y luego, reafirmar su presencia en «el patio trasero de EE.UU».
Alberro sostiene que hasta ahora, Centroamérica lo único que ha obtenido de China son «promesas». «De las promesas que ha hecho China por miles de millones de dólares en Latinoamérica, solo se han cumplido 20 a 30 por ciento. No creo que Nicaragua vaya a ser una excepción en ese sentido».
Además advirtió que China suele decir que desarrolla relaciones comerciales de «mutuo beneficio», y, según dijo el analista, eso no es del todo cierto, «no es una relación de ganar-ganar. Es más una relación de beneficio, casi exclusivamente para China», alertó.
Según Alberro, con su presencia en Centroamérica, China quiere enviarle un mensaje a EE.UU. de que tiene un contrapeso en la región y tienen que contar con China.