Un juez estadounidense bloqueó este martes las normas con las que el gobierno de Joe Biden restringe el asilo al obligar a los migrantes a pedir cita en línea oa tramitarlo en los países por donde transitan, pero le dio un plazo para apelar.
En mayo la administración del presidente demócrata presentó nuevas reglas para contrarrestar la suspensión de una norma sanitaria, conocida como Título 42, que permitía bloquear a casi todos los migrantes en la frontera con México si no traían la documentación necesaria para entrar.
Estas reglas restringen en la práctica el acceso al asilo, al obligar a los migrantes a pedir cita a través de una aplicación de teléfono móvil (CBP One) oa tramitarlo en los países por los que pasan, por ejemplo acogiéndose a un permiso de reunificación familiar oa un programa que autoriza la entrada de 30.000 personas por meses de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití por motivos humanos.
La nueva política incluye excepciones, como los niños no acompañados, si los migrantes demuestran que no han podido acceder o usar la aplicación móvil o si lo solicitaron y se les denegó en otro país.
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Pero varias asociaciones de defensa de los derechos civiles llevaron estas restricciones ante los tribunales por considerarlas ilegales y similares a las impulsadas por el expresidente republicano Donald Trump, conocido por aplicar mano dura en temas migratorios.
“Se concede la petición” a los demandantes, se lee en el fallo del juez federal de California Jon Tigar hecho público este martes. “Se anula la norma y se devuelve a las agencias” del Estado.
– “Arbitraria y caprichosa” –
El fallo no entra en vigor inmediatamente puesto que el magistrado da 14 días a la administración para apelar.
El juez estima que la norma es “arbitraria y caprichosa” porque las excepciones “no son significativas para muchos migrantes”. Y da la razón a los demandantes cuando se quejan de haber tenido sólo 33 días para enviar comentarios a la administración.
“La norma es contraria a derecho” y “no puede permanecer en vigor”, afirma el tribunal.
El gobierno de Biden está furioso y ya ha anunciado que “recurrirá rápidamente”.
“Estamos totalmente en desacuerdo con la sentencia”, afirma el secretario del Departamento de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, en un comunicado.
El Departamento de Justicia no sólo recurrirá el fallo judicial sino que también pedirá que quede en suspenso el tiempo que la apelación esté en curso, lo cual -de serle concedido- puede dejarlo en paréntesis durante bastante más de dos semanas.
– “No cambia nada” –
“La sentencia de hoy no cambia nada de forma inmediata”, afirma Mayorkas, que llama a los migrantes a no creerse “las mentiras de los traficantes” porque quienes no utilizan las vías legales se exponen a “una expulsión inmediata”.
El gobierno alegó que desde la entrada en vigor de la nueva política el número de migrantes descendió con dificultad.
Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, las autoridades estadounidenses detectaron en junio a 99.545 migrantes en la frontera con México, un 30% menos que en mayo.
El tribunal asegura ser consciente de ello pero recuerda que la anulación de la norma no genera un vacío sino que “restablecería un régimen normativo que estuvo en vigor décadas”.
Las oenegés están exultantes.
“La sentencia es una victoria, pero cada día que el gobierno de Biden prolonga la lucha” legal “muchas personas que huyen de la persecución y buscan un refugio seguro para sus familias corren grave peligro”, declaró en un comunicado Katrina Eiland, de la poderosa Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), uno de los litigantes.
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La migración siempre ha sido un quebradero de cabeza tanto para republicanos como demócratas, sobre todo antes de las elecciones.
Biden llegó a la Casa Blanca con un programa ambicioso pero ha incumplido su promesa de reforma migratoria para abrir la vía a la ciudadanía a millones de migrantes y sobre todo a los “soñadores”, los jóvenes que llegaron a Estados Unidos de niños.
Ha puesto fin, no obstante, a la construcción del muro que quería levantar en la frontera con México su predecesor, Donald Trump, con quien podría batirse en duelo en las urnas en 2024.
Y es que el margen de maniobra de Biden es muy limitado desde el comienzo de su mandato y especialmente con el Congreso dividido desde las elecciones legislativas de 2022: el Senado en poder de los demócratas y la Cámara de Representantes con ligera mayoría republicana.
Tampoco le ayuda que los republicanos radicales gobiernen algunos estados y que la Corte Suprema sea evidente que la corte conservadora.