Este 15 de julio se cumplen cinco años del ataque armado a los municipios de Catarina, San Juan de Oriente, Niquinohomo y Diriá, en lo que el dictador Daniel Ortega llamó «la operación limpieza» en contra de las ciudades que en 2018 protestaron en contra de su régimen.
El exreo y desterrado político Alex Hernández recordó esa fecha, que sería el «escenario» del ataque paramilitar —el 17 de julio— contra el departamento de Masaya.
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Hernández relató que tras estos cinco años muchas familias continúan fragmentadas por causa de la movilización forzada de opositores que tuvieron que abandonar el país para proteger sus vidas.
«Desde entonces, muchas personas de estos poblados han pasado por diferentes cárceles por ser opositores, luchar por la democracia y buscar el bien común para todos y todas», señaló el desterrado político.
En entrevista con Artículo 66, Hernández recordó el ataque armado en contra de jóvenes que, según explica, se defendían con lanza morteros, «pero era imposible que pudiéramos contener a toda la fuerza paramilitar que llegó a atacar a los pueblos blancos».
Refirió que «gracias a Dios» en Catarina no hubo ningún joven asesinado por las balas de la dictadura de Ortega, «pero sí hubo decenas de detenidos, entre ellos un grupo de jóvenes que brindaban asistencia médica a los heridos».
«Orejas» responsables de la arremetida en contra de opositores
En cuanto a la «cacería» en contra de autoconvocados, el líder opositor afirmó que son responsables «todos aquellos habitantes de la localidad, quienes a conciencia y premeditación se sumaron a señalar, atestiguar falsamente, acusar, amenazar y vivir en constante acoso a opositores que aún permanecen en sus casas».
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Sin embargo, dijo alentado que «el futuro diferente por el que todos luchamos (…) no es imposible, habrá justicia para las víctimas y se aplicará justicia real para todos aquellos implicados, ya identificados en sumarse a estas acciones barbáricas».
Alex Hernández concluyó afirmando que el ataque represivo del régimen orteguista no representó una derrota para los opositores, «sino que al contrario, fue la evidente derrota de un partido gobernante que sabiéndose ya derrotado por la vía cívica no tiene más herramientas que recurrir a la violencia para mantenerse en el poder».