«Una victoria para todo el pueblo de Nicaragua», así ha sido catalogada la resolución de la 53 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que sería aprobada esta tarde, en la que emplazan a la dictadura Ortega-Murillo a poner fin a «todas las violaciones a los derechos humanos y respeto a los derechos civiles, políticos y religiosos de los nicaragüenses».
Tras un impase provocado por el Gobierno del izquierdista brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que intentó modificar la primera propuesta de resolución para «suavizar» los términos con que se condena a la dictadura de Nicaragua, finalmente, Brasil echó pie atrás y no defendió su propuesta, prevaleciendo un nuevo «texto alternativo», promovido por Canadá, que mantiene la contundencia de la condena al régimen nicaragüense, según valoró el exembajador de Nicaragua ante la OEA Arturo McFields.
El nuevo texto alternativo de resolución fue presentado a la Secretaría General de la OEA por la representación de Canadá que informó que esa nueva propuesta fue consensuado durante una reunión informal realizada el miércoles y en ella se eliminan algunos de los cambios introducidos por Brasil que suavizaban los términos de condena a la dictadura de Nicaragua. La representación de Brasil estuvo presente en ese encuentro y no defendió su propuesta, por lo que se considera que se sumó al consenso.
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El texto consensuado que sería oficializado la tarde de este viernes, antes de la clausura del evento continental insta a la dictadura a cesar la persecución contra periodistas, medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil. A comunidades religiosas, respeto el derecho a «la libertad de expresión y a la reunión pacífica».
Además, como segundo punto, la nueva propuesta de resolución insta al Gobierno de Nicaragua a que libere «de forma inmediata e incondicional a todos los presos políticos, en cumplimiento de las decisiones y recomendaciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos».
En otra de sus exigencias, la resolución que sería aprobada plantea que el Gobierno de Nicaragua «se abstenga de reprimir y detener arbitrariamente a líderes de la Iglesia católica y a que brinde información sobre la salud física y psicológica del obispo Rolando Álvarez, a quien —según la información recibida— se le mantiene aislado en instalaciones de máxima seguridad».
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El exdiplomático McFields, quien había advertido que el mandatario brasileño buscaba lavarle la imagen al dictador Ortega, considera que el nuevo texto es una victoria del pueblo de Nicaragua. Varias organizaciones de la oposición nicaragüense, así como víctimas de la represión se opusieron con vehemencia a las modificaciones pretendidas por Brasil.
El contexto regional está cambiado para el dictador Ortega que parecía tener todo el respaldo del mandatario brasileño. Ahora el izquierdista Lula, quien mantiene una relación de cercanía con Ortega, además de retirarle su apoyo en la OEA, también ha prometido abogar por la liberación del obispo católico y preso político monseñor Rolando Álvarez y llamó al dictador a «reconocer su error».