A cinco años de haber iniciado una crisis de derechos humanos sin precedentes en América Latina, la dictadura de Nicaragua, que encabeza Daniel Ortega y Rosario Murillo, no solo se mantiene como tema importante de debate y críticas, sino también de condenas internacionales.
En el último día de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, el foro busca consenso para condenar nuevamente la crisis de derechos humanos en Nicaragua, durante su asamblea anual en Washington.
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Con una configuración ideológica latinoamericana distinta a la de 2018, cuando la dictadura sandinista inició el violento giro hacia el autoritarismo, la OEA busca nuevamente exponer al mundo la violación sistemática de los derechos humanos en el país centroamericano, mientras se debate en si condenan o no al régimen.
Tema de Nicaragua ha perdido fuerza
La 53 Asamblea General de la OEA que se celebra en Washington y culmina hoy. (VEL)
Los más de 20 votos con que ha contado el foro en los últimos años, ahora parecen en duda por el silencio cómplice de El Salvador, Honduras y Guatemala, países que viven sus propias crisis internas o se han aliado tácitamente al estilo autoritario de Ortega.
El tema de Nicaragua figura en una extensa agenda de sesiones y temas, ya no como principal foco de preocupación, pero sí en importante lugar de discusión. En las primeras sesiones plenarias, la OEA aprobó varias resoluciones sobre derecho internacional, derechos humanos, la participación de la sociedad civil, las telecomunicaciones, los puertos, entre otros temas.
También se recordó el 50 aniversario del golpe de Estado en Chile, entre críticas y cuestionamientos al papel actual de la OEA.
Brasil como mediador por Nicaragua
Sin embargo, los asuntos más complejos, como el de Nicaragua, Bolivia, Cuba, Perú y Venezuela, han pasado a debate en la comisión general de cancilleres, que tiene de plazo este viernes por la tarde para llegar a un eventual acuerdo.
Entre ellos destaca el proyecto de resolución sobre los derechos humanos en Nicaragua que ha generado polémica por la decisión inicial de Brasil de introducir cambios que suavizaban los términos del texto. Sin embargo, el país sudamericano ha dado un giro en su posición, pero siempre con una postura conciliadora.
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Durante la segunda sesión plenaria, la secretaria general de Relaciones Exteriores de Brasil, María Laura da Rocha, invitó a los países del foro a «una reflexión sobre cómo promover la organización como espacio de diálogo entre los países de la región (…) independientemente de la naturaleza de sus sistemas políticos, económicos y sociales».
Su argumento es que cuando un país se sale de la OEA, «perdemos espacio de diálogo, perdemos oportunidades de conciliación y de búsqueda de soluciones», alegó.
Nicaragua anunció su salida de la OEA en noviembre de 2021 y asaltó su sede en Managua, después de que la organización no reconociera las votaciones en las que Ortega se reeligió luego de exiliar y apresar a los candidatos de la oposición.
Nicaragua saldría de la OEA en noviembre próximo.
¿Qué se puede esperar de la OEA?
Si bien los países mantienen diferencias en cuanto al texto, no en la situación de Nicaragua, algunas ideas se han acoplado a un nuevo texto de resolución, ya que Brasil moderó algunos de sus planteamientos y Canadá, presentó una nueva propuesta que se acerca más a un acuerdo.
Brasil logró que Chile y Colombia apoyen algunos de sus puntos, pero en términos generales acepta otras opciones que sí critican a la dictadura nicaragüense de Ortega. Los esfuerzos diplomáticos, enfrascados en el tono del documento, negocian un texto que pueda ser aprobado por consenso sin tener que exponer el tema a una votación.
La resolución sobre Nicaragua que se negocia entre países mantiene su «profunda preocupación» por el informe de Naciones Unidas que establece que «existen elementos de hecho para concluir, prima facie, la existencia de un crimen de lesa humanidad de persecución a opositores» políticos.
La negociación ahora pasó a la comisión general de la OEA para discutir los puntos que siguen sin acuerdo, a modo de poder aprobar una resolución sin tener que someterla a votación sobre el rumbo dictatorial que lleva Nicaragua, de la mano de Ortega y Murillo.
Por: Voces Unidas.