El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, como respondiendo al consejo que le dio hace una semana su hermano, Humberto, de que debería buscar una negociación con Estados Unidos, para darle una salida a la crisis política en la que ha sometido al país desde que desató una masacre contra la población civil, en el 2018, descartó cualquier intercambio con Washington.
Ortega, más bien volvió a arremeter contra los funcionarios del gobierno norteamericano, a quienes calificó de «criminales», «traidores», «diabólicos», «sinvergüenzas» y «asesinos».
«Estos señores que se nos presentan como los grandes demócratas, como los grandes pacifistas… y se dicen defensores de derechos humanos (son) quienes han cometido los más grandes crímenes sobre la humanidad (…) Esos sinvergüenzas, asesinos, hoy se nos quieren presentar como mansas palomitas», fustigó el tirano sandinista durante un acto oficial de entrega de 250 buses, comprados a China, a 29 cooperativas de transporte público de Managua y Ciudad Sandino, realizado en la capital nicaragüense la tarde del viernes, 24 de mayo.
Evitando mencionar directamente a su hermano Humberto, quien ha sido encerrado en su casa y despojado de celulares y computadoras después de atreverse a brindar una entrevista al medio de comunicación argentino Infobae, donde dijo que Ortega no tiene sucesores en el FSLN e hizo la recomendación de un diálogo, el jefe del Ejecutivo nicaragüense tildó los llamados a negociar como «campañas».
Igualmente dedicó varios minutos de su intervención para remachar en la historia del asesinato de Augusto C. Sandino, en 1934, por parte de la guardia que en ese entonces controlaba Anastasio Somoza García, como un ejemplo de que su régimen no cederá a los intentos de Washington.
«No puedo dejar de mencionar las campañas que hay, (de) que hay que negociar, que hay que negociar, que hay que negociar (repetidas)… y ¿Qué mejor ejemplo tenemos aquí en Nicaragua de lo que significa una negociación con los yanquis? Nuestro general Sandino, cuando los derrota, aceptó negociar, y los otros generales le decían, no negocie general, porque lo van a matar a usted y nos van a matar a todos nosotros. Sandino prefirió correr el riesgo, no tenía de otra (alternativa) y aceptó negociar. Los fusilaron», contó frente a una audiencia, conformada sobre todo por los conductores y miembros de las cooperativas de buses que se notaba aburrida y somnolienta.
A renglón seguido, Ortega se preguntó «¿Quién puede creer en negociaciones con los yanquis? ¿Quién?», insistió. La respuesta no le llegó de ninguno de los que lo oían al frente. La respuesta se la dio, al lado, su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo: «¡Un idiota!». El plano se abrió en la transmisión televisiva y Murillo estaba sonriente, como cuando una niña responde en un salón de clases, sin saber si tendrá aceptación de su maestro o no.
Noticia relacionada: Humberto Ortega advierte que tras «ausencia» de su hermano, el dictador Ortega, no hay sucesión «de nadie» y deberá haber elecciones
Pero, como insatisfecho, Ortega volvió a preguntar: «¿Quién podría creer en que negociando con los yanquis vamos a alcanzar la paz?», y él mismo se contestó: «Negociar con los yanquis es negociar con la muerte, porque son traidores, no son seres humanos, son diabólicos, y en nombre de la democracia y de la negociación, ves cuántos crímenes y cuántas muertes han provocado en el mundo. Son millones de millones, y aquí, la paz, la estabilidad, la democracia en nuestros pueblos, en Venezuela, en Cuba, aquí en Nicaragua; la paz la defendemos los pueblos, la construimos los pueblos, la organizamos los pueblos… No va a salir la paz de una negociación con los criminales».
«Democracia es para esclavizar»
Como parte de su arenga, Ortega incluso fustigó los intentos de la comunidad internacional, particularmente de Estados Unidos y la Unión Europea, de que el régimen de Managua permita elecciones libres y democráticas, como un mecanismo pacífico para resolver el conflicto interno del país que se agudiza con profundas violaciones a derechos humanos por parte de la dictadura rojinegra. «Es la mentira, es la hipocresía, la que practican los llamados demócratas, los que quieren democratizarnos a todos, es decir, esclavizarnos a todos. La palabra democracia es para esclavizar a los pueblos. Los pueblos tienen la inteligencia y la fuerza suficiente para decidir su propio futuro», ripostó.
En el mismo acto, Ortega también aprovechó para defender a su par, el dictador venezolano, Nicolás Maduro, de quien dijo, el próximo 28 de julio va a unas elecciones y dijo que «contará con el apoyo del pueblo venezolano y el apoyo de los países de América Latina y el Caribe».
«Estamos viendo en Venezuela que vienen elecciones y ahí están atacando a Venezuela por todos lados. Quieren derrocar a Venezuela de cualquier forma. Lo han intentado con golpes de Estado, lo han intentado con asesinatos, ahora están hablando de que esas elecciones no son democráticas, ya las descalificaron y que no las van a reconocer, y aplican más sanciones de las que han aplicado contra Venezuela, sanciones que son agresiones, cada sanción le hace daño a los pueblos y se está librando la batalla en Venezuela, se está librando la batalla por la independencia de los pueblos latinoamericanos y caribeños, y tenemos la certeza, tenemos la seguridad que nuestro hermano, el presidente Nicolás Maduro, que hoy enarbola la espada de Bolívar en América Latina, va a lograr salir adelante con el respaldo del pueblo venezolano», dijo.
No se refirió, sin embargo, al bloqueo que hizo el tirano de Caracas contra sus principales contendientes, mediante inhibiciones espurias, bastante similar a las maniobras que impulsó el mismo Ortega previo a las votaciones generales del 2021, cuando encarceló a siete aspirantes presidenciales y únicamente se atrevió a competir con candidatos de papel que hacen la pantomima y terminan funcionando como satélites del sandinismo, a cambio de dinero.