Rodolfo Alexander Zamora Sandoval, exatrincherado en la antigua Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI) durante las protestas sociales de 2018, fue enlistado con 221 exreos políticos que fueron desterrados de Nicaragua el nueve de febrero de este año.
Tras haber sido detenido en dos ocasiones por participar en diversos plantones contra el régimen de Daniel Ortega, Zamora tuvo que exiliarse en 2019 en Costa Rica, luego de saber que había una orden de captura en su contra, sin embargo cuenta que el 16 septiembre de 2020 tuvo que regresar a Nicaragua y ese mismo día fue detenido por la Policía orteguista.
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El opositor, de 23 años, originario de Managua, fue condenado a 17 años de cárcel por el supuesto delito de conspiración contra el Estado de Nicaragua y por tráfico de drogas, estuvo por dos años y cinco meses recluido en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como «La Modelo», en Tipitapa.
En entrevista con Artículo 66, el exreo de la dictadura narró el «trauma» psicológico y físico que sufrió en el cautiverio impuesto por el régimen de Ortega. «Aún tengo cicatrices de todas las torturas que sufrí por reos comunes, allegados al régimen».
«Trataban de reprimirme por exigir mis derechos, porque nunca dejé de exigir justicia. Los custodios de La Modelo se metían a mi celda para robar mis cosas, me negaban las consultas médicas; me trataban como si fuera un delincuente», denunció.
Además calificó su encierro y el de todos los presos políticos como una sobrevivencia del día a día. «Allí sobrevive el más fuerte, pese a que las autoridades del penal mandaban a los reos comunes para que nos golpearan, siempre exigimos que se respetaran nuestros derechos».
Sin esperanza de ser liberado
Tras la ola represiva del régimen de Daniel Ortega contra los nicaragüenses, Zamora manifestó que había perdido toda esperanza de salir de la cárcel. «Mi única esperanza estaba puesta en Dios, porque todo pintaba mal para los opositores presos».
Días antes de ser desterrado, el exreo político dijo que fue prácticamente «un inferno» el encierro en La Modelo. «No sabíamos qué iba a pasar con nosotros, ya solo esperamos lo peor o un milagro», señaló .
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«En la noche del ocho de febrero nos sacaron de las celdas y nos trasladaron al módulo 16.1, (…) teníamos miedo adónde nos llevarían, muchos lloraban porque pensaban que nos iban a matar, hasta que a las cinco de la mañana del nueve —del mismo mes— llegamos a la fuerza aérea y nos notificaron que íbamos a Estados Unidos», contó.
«Vi cuando monseñor Álvarez se negó a subir al avión»
También contó que tuvo la oportunidad ver a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, quien se negó a subir al avión para ser desterrado de Nicaragua.
«Yo fui el último que se subió al avión y vi cuando se agarró de las escaleras del avión y se negó a subir, él iba con una camisa manga larga blanca y con pantalón negro, luego se lo llevaron en un vehículo particular, ya al día siguiente me di cuenta que lo habían condenado a 26 años de cárcel», relató.
Para Zamora, el religiosos «no merece estar preso solo por ser de la Iglesia católica y estar en contra de un régimen —de Daniel Ortega—», agregó
«Soy nicaragüense donde quiera que vaya»
Ahora en libertad asegura dar gracias a Dios por la nueva oportunidad para seguir viviendo.
«Tengo seguir trabajando por mi familia y cuando Nicaragua cambie de gobierno, estoy seguro que regresaré a seguir luchando por mi país», subrayó el opositor.
En cuanto al destierro que sufre por órdenes del dictador Daniel Ortega, Rodolfo Zamora expresó que «me tiene sin cuidado lo que el gobierno diga sobre mí, siempre ha dicho que soy un delincuente y no lo soy, solamente por ser un estudiante de quinto año de secundaria y por pensar diferente me golpearon, secuestraron y me quitaron toda mi vida, pero Dios hará justicia».
«Un documento no me identifica ni me quita la sangre pinolera, soy nicaragüense esté donde esté y hacia donde vaya. Seguiré demandando justicia por la libertad de Nicaragua y la de todos los presos políticos que aún quedaron», resaltó el opositor desterrado en Estados Unidos.