Más de 1090 días ha estado en la cárcel el preso político Kevin Solís, un dirigente estudiantil que participó activamente en las protestas del 2018, fue parte de la toma del recinto de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN – Managua). También, fue uno de los que se refugiaron y sobrevivió el ataque a la iglesia Divina Misericordia el 13 y 14 de julio de ese mismo año.
El reo de conciencia está confinado en el pabellón de máxima seguridad, conocida como la «Galería 300», en una celda de castigo llamada «El infiernillo», en un espacio de 2 por 3 metros sin acceso a luz natural, en la total penumbra.
Dicha celda no cuenta con ventilación, permanece en aislamiento total, no tiene comunicación con otras personas, no le permiten recibir sol ni realizar llamadas telefónicas. Su familia y organismos de derechos han denunciado que es sometido a torturas físicas y psicológicas.
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El joven fue condenado a cinco años y seis meses de cárcel por el supuesto delito de robo agravado contra un simpatizante sandinista.
El pasado 10 de enero, la Articulación de Movimientos Sociales (AMS) denunció, en su cuenta de Twitter, que el director de máxima seguridad del Sistema Penitenciario Nacional (SPN), conocido como «La Modelo», Róger Guevara, fue el encargado de golpear y torturar psicológicamente al rehén político.
Asimismo, señaló que Guevara «aparte de golpear constantemente a Kevin Solís, lo amenaza con «salir de la cárcel únicamente muerto». «No es la primera vez que Kevin ha sufrido torturas, poniendo en riesgo su vida, así como peligran las de todas las personas presas políticas en Nicaragua», añadió el organismo.
En abril de 2021 fue beneficiado con medidas cautelares por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo que considera que el opositor se encuentra en una «situación de gravedad» en las celdas de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.